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jueves, diciembre 29, 2011

La crisis en Grecia hace renacer el fantasma del hambre

EFE / domingo 18 de diciembre de 2011
Yannis Chryssoverghis

http://m.yahoo.com/w/news_europe/crisis-grecia-renacer-fantasma-hambre-081609607.html?&.intl=es&.lang=es

Atenas, 18 dic (EFE).- Los últimos episodios de desmayos de alumnos en escuelas griegas víctimas del hambre y la desnutrición han avivado un debate que despierta los fantasmas de la posguerra.

Al principio fue la estupefacción: nadie creía posible que en un Estado de la Unión Europea (UE) los alumnos se desmayasen por no haber comido nada y el primer maestro en denunciarlo fue acusado de querer calumniar al Gobierno.

El primer caso ocurrió hace un año, y a él le siguieron más denuncias de profesores que aseguraban que alumnos suyos se quedaban tras las clases en actividades extraescolares hasta las cuatro de la tarde sin ingerir nada en todo el día.

Los medios de comunicación dieron buena cuenta de ello, pero las noticias fueron tachadas de exageraciones periodísticas, hasta que, hace un par de semanas, un chaval de 13 años se desmayó en un colegio de Heraklión, la capital de la isla de Creta.

Cuando la directora avisó a su madre, que trabaja a tiempo parcial en una empresa municipal y cría sola a sus cuatro hijos, ésta contestó que en su familia no habían comido nada desde hacía dos días.

Y, entonces, el país se conmocionó.

Mucha gente sospechaba que, entre los inmigrantes sin papeles, había gente que pasaba hambre, pero el chico que se desmayó en Heraklion era griego.

El asunto se ha convertido en un debate nacional y la imagen de los repartos de comida en las escuela despierta, entre los más ancianos, la pesadilla del invierno de 1941-42, cuando, bajo la ocupación nazi, más de 300.000 personas murieron de hambre y la de los años de extrema pobreza de la posguerra.

La dirección de las guarderías del Ayuntamiento de Atenas ha explicado a los medios que, desde el comienzo del año escolar, varios directores de escuelas primarias han pedido preparar, junto a las 5.500 comidas que su servicio prepara cada día para los niños de guardería, otras para 67 alumnos en condiciones de extrema necesidad.

La semana pasada, el semanario progubernamental "To Vima", citaba a fuentes del Ministerio de Educación Nacional que aseguraban se está elaborando un programa de distribución de cupones por un valor de 2 ó 3 euros para los alumnos de escuelas de regiones con altos porcentajes de pobreza.

Esos cupones serían intercambiados en las cantinas escolares por un bocadillo y medio litro de leche o zumo de frutas.

La noticia fue desmentida categóricamente por la ministra de Educación Nacional, Ana Diamantopulu, a la radio "Skaï".

"Desde que empezó el debate sobre ese asunto pedí a los directores de escuelas que informen al Ministerio inmediatamente si hay casos de alumnos que se desmayan por desnutrición o por hambre. Hasta ahora no recibimos ningún informe. Pero si hay algún caso cumpliremos nuestro deber respecto a la dignidad de los alumnos", afirmó.

Pero los sindicatos de profesores no parecen de acuerdo con la ministra.

"Hay casos de alumnos de familias pobres que pasan todo el día en la escuela sin comer nada. Desde el principio del año escolar fueron mencionados cuatro casos de desmayos (por hambre)", declaró a Efe el secretario general de la Federación de Profesores de Enseñanza Secundaria (OLME), Zemis Kotsifakis.

"Lo que debe hacerse es acabar con el empobrecimiento de la sociedad, con los impuestos y las reducciones de los salarios. Si eso no ocurre, la sociedad tomará todas las medidas solidarias necesarias", dijo cuando se le preguntó sobre la organización de ranchos en las escuelas.

La actitud de la Federación de Maestros de Enseñanza Primaria (DOE) es más cautelosa.

"Emprendimos un trabajo de recoger todos los casos registrados en escuelas primarias, para tener una idea de la severidad del problema. Pronto pediremos una reunión con la ministra para debatir lo que debe hacerse", explicó su secretario de organización, Zanasis Gumas.

Los casos de hambre aún parecen aislados, pero lo cierto es que las sombrías perspectivas de futuro y la grave recesión que azota al país hacen renacer en Grecia situaciones que todos creían pertenecientes a un pasado lejano.

Yannis Chryssoverghis

http://m.yahoo.com/w/news_europe/crisis-grecia-renacer-fantasma-hambre-081609607.html?&.intl=es&.lang=es

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miércoles, diciembre 28, 2011

RETIRO DE ADVIENTO

Ramón Novell.
Les envío a algunos, con mucho gusto, el tema que prepare para el retiro de sacerdotes.
God bless.
Ramon

Adviento una invitación a la esperanza. Una espiritualidad para este tiempo

0. Introducción

El tema de la espiritualidad es importante porque sobre el vacío espiritual solo se edifican proyectos y estructuras pastorales vacías y extenuantes. Asimismo, porque unas mutaciones sociales y eclesiales tan profundas reclaman no solo una espiritualidad recia.

La auténtica espiritualidad no es una mística difusa, sino una experiencia concreta, personalizada y compartida, subyacente a nuestras opciones y actividades pastorales. Sus rasgos y sus acentos no son fruto de nuestro saber, ni de nuestro esfuerzo, ni de nuestro temperamento, sino, ante todo, del Espíritu Santo, verdadero Protagonista de nuestra maduración espiritual.

1. «Cuando me siento débil, entonces es cuando soy fuerte» (2 Cor 12,10)

Nos toca vivir en una comunidad cristiana real. Encontramos en ella un contingente apreciable de cristianos motivados y activamente implicados en la marcha de nuestras Iglesias locales, y deseosos de formación y de espiritualidad. Más numerosa, aunque decreciente sobre todo en los jóvenes, es la que expresa públicamente su vinculación a la fe y a la comunidad por medio de la eucaristía dominical. Existe en derredor de nuestras comunidades cristianas un amplio círculo que muestra una fe debilitada y fragmentada, pero subsistente, y un sentimiento de pertenencia no cálido, pero tampoco inexistente. Incluso en gente más alejada encontramos con frecuencia, sobre todo en momentos existenciales de su vida, un «algo», un núcleo religioso que pervive como valor vital precioso, pero precario, que necesita urgentemente ser «hidratado»..

Esta visión sacude nuestra fe. Y al sacudirla, ha de extraer de ella, corno el viento extrae el aroma de las plantas y las flores, una serie de actitudes religiosas que pasamos a formular.

1.1. Una espiritualidad de la confianza, no del optimismo.

Ser optimistas hoy podría delatar un déficit de profundidad para percibir el calado de las mutaciones sociales y eclesiales en curso, o una tendencia a confundir deseo y realidad. No es esta la tentación dominante en nuestros días.

Los creyentes no tenemos ninguna garantía revelada para afirmar que «las cosas irán mejor dentro de 25 o de 40 años». Pero sí la tenemos para ahondar, en esta época de intemperie, nuestra confianza en la incesante e irreductible voluntad salvífica de Dios, y para entregar en sus manos, domesticando nuestros miedos, el presente y el futuro de nuestra fe, de la Iglesia, de nuestra sociedad. El amor irrevocable de Dios Padre, la energía vital de la resurrección del Señor y la actividad incesante del Espíritu en la historia, en la comunidad cristiana y en cada uno de nosotros, constituyen un cimiento sólido para confiar a la misericordia de Dios nuestro pasado y a su providencia nuestro futuro individual y colectivo.

Eso sí, es preciso que estas convicciones teológicas estén impregnadas de una auténtica experiencia creyente que las haga connaturales a nuestro espíritu. El reclamo pascual del Señor resucitado: «No tengan miedo» (Mt 28,5), tantas veces repetido por Juan Pablo II, tiene una actualidad indudable en la comunidad eclesial. Que la confianza sea tan viva que venza al miedo es una gracia del Espíritu que hemos de suplicar ardientemente para la Iglesia. El Salmo 71, entre otros muchos, nos brinda palabras para esta súplica: «A ti, Señor, me acojo, sé para mí roca de cobijo y fortaleza protectora... , en tus manos encomiendo mi espíritu , yo confío en el Señor..., mi destino está en tus manos , tú me mostraste tu amor en el momento del peligro. Sean fuertes y cobren ánimo los que confían en el Señor».

1.2. Una espiritualidad que aprecia lo pequeño sin añoranza de lo grande

El aprecio por lo pequeño no es, en la espiritualidad cristiana, un «premio de consolación» cuando «lo grande» no está a nuestro alcance. No es fruto de la resignación que, a falta de resultados brillantes, busca su satisfacción en frutos escasos y pobres. Lo pequeño y los pequeños tienen especial nobleza evangélica. La Escritura nos muestra en múltiples pasajes que las personas pobres y los medios pobres tienen una especial connaturalidad con el Reino de Dios y sus leyes. En Mt 11,25, Jesús se dirige a Yahvé con estas palabras: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes y se las has dado a conocer a los sencillos».

Apreciar lo pequeño es incluso signo de calidad humana. Las personas sensibles aprecian lo pequeño y valoran su dignidad. La vida grata y feliz de las personas está, en buena parte, tejida y sostenida por cosas pequeñas. Small is beautifull («Lo pequeño es bello») es el título de una pequeña obra llena de sabiduría.

La situación presente nos ha de llevar a saber valorar la vida de nuestras comunidades. Es una ocasión propicia para que redescubramos y valoremos lo que nunca debimos subestimar: la adhesión de la gente mayor a su fe; el pequeño grupo juvenil que «sigue» cuando casi toda su generación «se ha ido»; el núcleo pastoral que asume con fidelidad y constancia sus compromisos parroquiales; la serenidad confiada con la que asume la enfermedad o la desgracia una persona o una familia creyentes; la alegría y el buen ánimo que mantiene un grupo cuya fe cultivamos, mediante la formación y la espiritualidad; el reencuentro con la fe de personas que se alejaron de ella; el revivir cristiano de algunos padres con motivo de la catequesis familiar; la inquietud vocacional de un muchacho en el clima juvenil actual. Con todo, esta espiritualidad no debe caer ni en una mitificación de lo pequeño ni en un menosprecio de actividades y proyectos de cierta envergadura. Jesucristo no ha vinculado en exclusiva su salvación a los medios pobres. Él es Señor que sabe servirse también de lo que no es tan modesto. Su preferencia por lo pobre no debe encubrir nuestra pereza para proyectar y realizar cosas mayores con tal de que las vivamos «con alma de pobres», es decir, conscientes de que aquellas no contienen en sí ningún poder salvífico, que es exclusivo de Dios.

2.1. Una espiritualidad de la fidelidad, no del éxito

Jesús, en su ministerio, no fue en absoluto ajeno a esta experiencia. La ceguera y la dureza de corazón de muchos le afectaron. Marcos recoge gráficamente este impacto (cf. Mc 3,5; 16,14). También Lucas lo registra (cf. Lc 9,47). Exegetas muy competentes sostienen que, sobre todo en la última fase de su vida pública, la consciencia humana de Jesús fue comprendiendo cada vez con mayor intensidad experiencial que el Padre le pedía fidelidad y no éxito inmediato. La soledad creciente, el enfriamiento de los suyos, el enconamiento de sus enemigos y, sobre todo, la experiencia de la pasión fueron decisivas. El autor de la Carta a los Hebreos nos dirá que, «aunque era Hijo, aprendió sufriendo lo que cuesta obedecer» (Heb 5,8).

Hemos de sembrar mucho para recoger poco. Hemos de pedir la gracia y el gozo de la fidelidad en tiempos de escasa fecundidad. Nos sentimos retratados en las palabras de Simón Pedro: «Hemos estado toda la noche faenando sin pescar nada; pero, puesto que tú lo dices, echaré las redes» (Lc 5,5).

En una actitud pastoral que camina hacia la madurez espiritual, una sana y deseable gradación nos conduce sucesivamente de la expectativa del éxito a la búsqueda de la fecundidad, y, de esta, a la fidelidad. «El éxito no es uno de los nombres de Dios» (M. Buber). «La fidelidad es el amor que resiste el desgaste del tiempo»

2.2. Una espiritualidad responsable, pero no culpabilizadora

No podemos cruzarnos de brazos ante lo que podemos hacer. Vivir y testificar el Evangelio no solo es importante, sino lo más importante. La frivolidad o la pereza son pecados en toda vida cristiana. La responsabilidad y la seriedad son postulados irrecusables del apóstol.

También en este punto Jesús es neto y enérgico. «Busquen ante todo el Reino de Dios y lo que es propio de él, y Dios les dará todo lo demás» (cf. Mt 6,33). Por eso es tan categórico cuando llama a sus discípulos al seguimiento y al apostolado (Lc 9,57-62; Mt 9,9). El Reino que es preciso anunciar y construir es el tesoro por el que merece la pena vender todo, y la perla más preciosa es la fe, en orden a la salvación (cf. Mt 13,44-46).

Muestra igualmente la responsabilidad del apóstol en su enérgica expresión: «¡Ay de mí si no evangelizare!» .

2.4. Una espiritualidad de la sintonía, no de la distancia

Dios, siempre próximo a los humanos (cf. Hch 17, 27-28), se nos ha hecho definitivamente cercano en Jesucristo. Ha querido compartir desde dentro la dignidad y la servidumbre de ser hombre. La comunidad cristiana está llamada a prolongar en la historia esta cercanía del Señor a la humanidad. La Iglesia es amiga de la humanidad. No debe, por tanto, mantener una reserva distante y recelosa, sino una profunda empatía con la sociedad.

Cuando un mundo cambia tanto y produce estragos en la comunidad, provoca fácilmente reflejos defensivos, distantes, hacia él. Cuando en ese mundo se segregan criterios, costumbres, leyes, escritos, programas televisivos que contrarían nuestra sensibilidad cristiana, pueden generarse sentimientos de extrañeza, de desconfianza, de hipercrítica, de frialdad e incluso de agresividad, que congelan notablemente nuestra comunicación con él.

Es cierto que corresponde a la misión de la comunidad cristiana ser, entre otros movimientos sociales críticos, polo dialéctico ante corrientes hegemónicas, poderes sociales, políticos y económicos dominantes, poniéndose del lado del ser humano y particularmente de los débiles. Hay progresos sociales, económicos y políticos que son más bien regresiones. Pero una Iglesia que no se sintiera verdaderamente parte de la sociedad en la que está inscrita; que no respetara su legítima autonomía; que adoptara ante ella una actitud arrogante, incomprensiva, maternalista o trágica; que confundiera la claridad de la doctrina con el tono frío y duro propio de la distancia, estaría descuidando un aspecto muy importante de su misión de ser signo de la condescendencia de Dios y «señal e instrumento de la unidad de los hombres entre sí» (LG 1).

La comunión dialéctica con el mundo pertenece al estatuto teológico de la Iglesia. Si le falta el adjetivo, está instalada. Si le falta el sustantivo está mal ubicada.

2.5. Una espiritualidad de la alegría, no de la tristeza

Los tiempos son recios. Producen en muchos cristianos, sinceramente incorporados a la pastoral y al compromiso cívico, un cierto estado de abatimiento y de tristeza. La nostalgia de lo que fue y nunca volverá habita en el corazón de esta tristeza. Hoy está bastante extendido entre los cristianos un sentimiento de decadencia, un temor a quedar reducidos, en un futuro no lejano, a un residuo insignificante; un miedo a que la sociedad pueda quedar privada con el tiempo de ese factor de humanización y de divinización que es una Iglesia suficientemente relevante para que pueda ser signo público, visible, dotado de crédito moral en la sociedad.

Todos conocemos a catequistas desanimados porque intuyen que sus desvelos son contrarrestados por otros factores familiares, escolares, culturales que modelan a sus niños. Nuestros grupos de liturgia se desalientan con frecuencia porque sube la edad media y baja el número de participantes. Bastantes de nuestros curas comentan con tristeza la dificultad creciente de encontrar colaboradores pastorales que releven a los veteranos. Y sin embargo, uno se encuentra frecuentemente con grupos que, percibiendo y padeciendo las mismas dificultades, viven su fe y su compromiso cristiano en alegría y paz. No son menos lúcidos, más ingenuos ni más idealistas que los demás. Eso sí, cultivan la oración comunitaria sosegada, las sesiones de formación propia, la convivencia distendida y la fiesta, la mutua ayuda. Son ellos y no los demás, los que aciertan con la reacción adecuada. Porque, aun cuando la fe se debilita en nuestro entorno y en la sociedad, nada ni nadie puede ni debe arrancarnos la alegría de creer, de haber puesto nuestra confianza en Jesucristo, de quererle con el corazón y la conducta, de sentir su presencia junto a nosotros, de sabemos habitados y sostenidos por su Espíritu, de vemos congregados en tomo a su Palabra y su eucaristía, de sintonizar con los más necesitados y gozar ayudándoles.

La alegría es una característica de las comunidades cristianas del Nuevo Testamento. No puede faltar en ninguna genuina espiritualidad cristiana, sea cual sea nuestra situación. En ocasiones extraordinarias será exultante. En otras, serena paz y contento interior. En el sufrimiento, consolación. En la oscuridad, instinto interior de adhesión al Señor. Es compatible con el sufrimiento. Lo contrario de la alegría es la tristeza, no el sufrimiento. El cristiano conoce y padece la tristeza, pero su panorama habitual es la alegría. Dicen que la alegría es un bien escaso. La alegría no es un bien escaso en los seguidores de Jesús. Quienes escasean son los seguidores.

3.3. Una espiritualidad más sanante que denunciante

En la acción evangelizadora, el anuncio comporta necesariamente una tasa de denuncia. Un anuncio sin denuncia revelaría ingenuidad que ignora el espesor del mal y del pecado en el mundo y en la misma comunidad cristiana, o falta de coraje para arrostrar las incomodidades que de ella se derivan. Una denuncia que se sobrepusiera al anuncio olvidaría que «donde abundó el pecado sobreabundó la gracia» (Rom 5,20) Y marginaría toda una pedagogía positiva, que es más coherente con la Buena Noticia.

Somos una comunidad adulta, pero de heridos. En esta «comunidad de heridos» hay muchos que están más heridos: los inmigrantes, las víctimas, los amenazados, los delincuentes que atestan todas nuestras cárceles, los familiares de los presos, las mujeres maltratadas, los siniestrados laborales, los enfermos psicóticos o neuróticos, las personas fracasadas.

Una humanidad así necesita más compasión que condena. Jesús dice a Nicodemo: «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo por medio de él» (ln 3,17). Hoy el ejercicio de la misericordia no es ni menos importante ni menos necesario que en tiempos de mayor penuria material. La Iglesia ha recibido el encargo de prolongar en la historia la misión de Jesús, el Buen Samaritano. «Sus heridas nos han curado» (1 Pe 2,24). Los cristianos participamos, al mismo tiempo, de las heridas de los humanos y de la misión sanante de Jesús. No hemos recibido solo el encargo de: «Vayan y anuncien» y el de: «Vayan y bauticen», sino también el de: «Vayan y sanen» (Lc 9,2).

Podemos sanar, como Jesús, incluso a través de nuestras propias heridas. Podemos poner en ellas el aceite y el vino de nuestra compañía, de nuestra escucha, de nuestra palabra. La Iglesia tiene un sacramento para curar la herida del pecado. Sepamos acogerlo y realizarlo. Seamos más compasivos que críticos. Más misericordiosos que censores.

3.4. Una espiritualidad que aprende y enseña a orar

La espiritualidad es un panorama más amplio que la oración. Pero esta es una pieza decisiva dentro de aquella. Es en sí misma una actividad teologal de primera magnitud, un ejercicio de la fe, de la esperanza y del amor. Es, además, un espacio necesario para la interiorización y, en consecuencia, para la experiencia creyente. La oración hace que Dios se nos vuelva «real», no un ser intermedio entre la realidad y la imaginación. Es un componente privilegiado para discernir, muchas veces entre sombras, lo que Dios Padre pide de nosotros. Sin orar asiduamente, el cristiano languidece y el apóstol desiste.

Aprender a orar e iniciar a la oración es un valor de primera necesidad. Existe una pedagogía de la oración cristiana que se despliega en múltiples pedagogías particulares. Pero es necesaria esta pedagogía. No porque la oración sea una técnica que se ha de dominar. Convertirla en técnica equivale a caer en la idolatría. Pero todo lo importante (amar, educar, asumir la sexualidad, comunicarse, aguantar) se aprende. Los sacerdotes venimos insistiendo secularmente en la trascendencia de la oración. No con la misma dedicación iniciamos ni enseñamos a iniciar a la oración personal, comunitaria y litúrgica mediante una adecuada pedagogía en la que la catequesis sobre la oración se combina sabiamente con la práctica de la misma. Nuestras comunidades cristianas conocen la oración vocal y practican la oración de emergencia en momentos especiales. Pero tras decenios de eucaristía dominical, apenas están iniciadas a una oración habitual de alguna calidad y profundidad. El lenguaje simbólico de la liturgia se les hace opaco. El canto, el salmo y la breve oración con la que comienzan sus reuniones bastantes de nuestros grupos eclesiales son netamente insuficientes para este aprendizaje. La iniciación bíblica, necesaria para entender el texto en la situación original y aplicarlo a la situación presente, es aún patrimonio de muy pocos. Aquí hay una cantera casi inexplotada. Nos jugamos mucho pastoralmente en una apropiada explotación.

En los últimos años registramos que muchos cristianos desean aprender a orar. Las propuestas de ayuda tienen un eco muy favorable. Los grupos de oración y de lectura creyente y orante de la Biblia florecen y se multiplican. Es difícil no leer en esta demanda que la tierra de una fe resecada está necesitando el agua de una oración que la riegue. El Espíritu Santo, que sabe que no podemos orar como conviene (cf. Rom 7,26), se acerca en nuestra ayuda y nos enseña a clamar: «Abbá, Padre» (Rom 8,15). Tengo la persuasión de que, en la gran mayoría de los casos, no se trata de un retraimiento hacia las zonas cálidas de una oración que huye de la confrontación con los problemas pastorales, sociales o personales. Tal vez pudo ser esta una tentación del pasado; no lo es en el presente. Es la necesidad de enriquecer la experiencia de la fe para poder realizar la travesía de una existencia cristiana en un mundo cada vez más secularizado.

Nosotros mismos, ¿no deberíamos ejercitarnos más en ese amplio mundo de la oración? Hay una manera de orar que Pablo deja entrever en sus Cartas y es muy apropiada en nuestra condición de pastores. Es una forma de orar ligada a la actividad apostólica y alimentada desde ella. Prepara y acompaña nuestros trabajos pastorales e incluso los releva cuando esta no es posible. Sus dos grandes resortes son el deseo ante las necesidades y carencias y el gozo ante las realizaciones y los frutos. Del deseo brota la oración de petición; del gozo la acción de gracias.

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Jóvenes y solidarios

El séptimo mercadillo solidario San José de Calasanz arrasa en Santurtzi
Tamara de la rosa
Ezkerraldea
18 de Diciembre de 2011


SE ha convertido en un clásico de las navidades; un lugar donde poder encontrar un buen regalo a un precio increíble. El mercadillo solidario del colegio San José de Calasanz es ya un referente en Santurtzi por estas fechas. El viernes, los alumnos de los once ciclos formativos del centro salieron a la calle, retando al viento y la lluvia, con la intención de recaudar fondos para Cáritas y Médicos sin Fronteras. Su objetivo, llegar a los 6.000 euros; una cifra que superaron con creces sobrepasando los 6.400 euros.

Un escenario a ritmo de karaoke llenaba de música y ambiente el parque Gernika, donde se instalan los puestos del mercadillo desde hace tres años. Sin embargo, la historia de esta iniciativa es más larga, ya que el centro organizó su primer rastrillo solidario hace siete cursos. "Es el proyecto fin de ciclo de los alumnos. Al principio lo hacíamos en el patio del colegio, pero cada año crecía más y venía más gente así que decidimos traerlo al parque", explica Javier, uno de los responsables.

Los alumnos lo organizan todo -con la supervisión de 30 profesores- desde la recogida de productos para vender en el mercadillo hasta las actividades que se realizan durante la jornada. Para ello, colaboran alrededor de 450 alumnos, que se organizan a la perfección para que todo esté listo. Los comercios de Ezkerraldea, "desde Castro Urdiales hasta Barakaldo" han donado sus productos para su venta solidaria. "Los alumnos van tienda por tienda explicando el proyecto y pidiendo ayuda, luego ellos mismos se encargan de clasificarlo, comprobar que no tienen ningún defecto, inventariarlos y ponerles un precio", explica Javier.

Durante unos meses, en los que el colegio "está patas arriba", los estudiantes de los ciclos formativos de San José de Calasanz se convierten en pequeños empresarios. "Es una experiencia fuera de las aulas para que tengan contacto con el mundo real. Se trata de que su experiencia sea lo más cercana a lo que es la vida laboral fuera del centro", aclara el profesor.

Los estudiantes que llevan la batuta son los alumnos del ciclo de Integración Social, "que lo han hecho muy bien", decían los profesores mientras realizaban el recuento de la recaudación alcanzada, que superó las previsiones.

Zapatos, libros, chaquetas, peluches, ropa... "Hay muchas cosas interesantes", decía una vecina de Santurtzi a su acompañante mientras ojeaba un jersey.

Las novedades fueron una txosna con bizcochos, caldo, chocolate y pintxos, muy agradecida por el público debido al tiempo, y un escenario en el que se sucedieron las diversas actividades.

PRODUCTOS ARTESANALES

Además de los productos cedidos por los comercios, el mercadillo solidario siempre cuenta con un lado más artesanal. Y es que también aportaron lo suyo los alumnos del proyecto Eje, en el que los propios alumnos forman cooperativas con las que tienen que fabricar y vender sus productos. Así, podían encontrarse lámparas, bolsos, cuadros y pulseras realizadas con materiales reutilizables tan poco comunes como cápsulas de Nespresso, por ejemplo, o más habituales como anillas de las latas de refrescos; baberos y cojines cosidos a mano; carteras, neceseres, bolsas...

Tanta originalidad atrajo el viernes a cientos de personas de Santurtzi, que aprovecharon para adelantar las compras navideñas. Cáritas y Médicos Sin Fronteras también disfrutarán de unas buenas navidades gracias a la contribución económica de unos alumnos jóvenes, pero muy comprometidos con la sociedad.

http://www.deia.com/2011/12/18/bizkaia/margen-izquierda-encartaciones/jovenes-y-solidarios

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Padre Esteban Martínez González. Un escolapio

En el centenario del padre Esteban
Mañana se cumplen cien años del nacimiento de este sacerdote y profesor
La voz de Galicia
Autor: Abel B. Veiga Copo
Localidad: monforte
Fecha de publicación: 0/11/2011

Se cumple el 21 de noviembre el centenario del nacimiento del Padre Esteban Martínez González. Un escolapio inolvidable que dedicó casi sesenta años de su vida a la enseñanza y entrega a los demás en Monforte de Lemos. Su huella, su ejemplo, su vocación, su entrega generosa y sin límite, su sabiduría, su infinita humildad y bondad siguen siendo hoy un recuerdo imperecedero para quienes lo conocimos, admiramos y quisimos. Quienes aprendimos las lecciones más generosas de la vida, la entrega, el sacrificio, la humildad y una generosidad desbordante. Su imagen débil y enjuta, de quebradiza salud que supo llevar con estoica resignación toda su vida, escondía la de un hombre íntegro, profundamente humano y entregado, respetuoso, bondadoso, sabio, recto y sobre todo, humilde.

Cuántas lecciones de humildad y sencillez nos enseñó a lo largo de su vida este escolapio. Cuántos valores atesoró este hombre único e irrepetible. La imagen más fiel a José de Calasanz que he conocido. Cuánta sabiduría, cuánta generosidad e ilusión. Cuanta paciencia, arte de la paz y la ciencia como él repetía en un latín que dominaba como pocos. Un gigante de humanidad, un coloso de rectitud y entrega. Jamás una mala cara, jamás un no por respuesta. Solo servicio, todo él entrega y generosidad a los demás, sin distingos, sin prebendas.

Perseverancia y valor

Nació en un pequeño pueblo de la provincia de Burgos, Cubillos del Rojo, en 1911. Era un 21 de noviembre, siendo bautizado al día siguiente por don Eustasio, el párroco del pueblo. Allí aprende sus primeras letras. Sus padres, Adolfo y Eugenia, eran devotos cristianos, y un tío suyo era escolapio, lo que marcaría el camino sin duda del joven burgalés pero también de sus hermanos, Pedro y Gerardo. En Villacarriedo en 1923 inicia sus estudios básicos que continuará en Getafe, tomando el hábito del Padre Provincial, Clemente Martínez.

El 15 de agosto de 1928 emite sus votos calasancios. Ahí empieza a esculpir el padre Esteban su perseverancia y valor, su infinita humildad y sencillez, amén de una piedad y fervor en las celebraciones eucarísticas que le acompañará el resto de su vida. Empieza también su entrega a los demás, sobre todo niños, con una paciencia y cariño por la educación y el aprendizaje de todos. Paciencia y perseverancia con la que afrontará la de ya por sí quebradiza y débil salud.

Emprende sus estudios en filosofía y teología en 1928 en el monasterio de Irache y Albelda. Lugares donde destacaría por un talento fuera de lo común y una prodigiosa y extraordinaria memoria. Memoria que asombraría a todos el resto de su vida, como pueden atestiguar decenas y decenas de viejos alumnos gallegos, octogenarios muchos, y a los que el Padre Esteban recordaba, así como los nombres de sus amigos y familiares cuando tenían ocasión de visitarlo o celebrar las bodas de oro de la conclusión de bachilleres.

Un día nevado y frío

Profesa solemnes en Villacarriedo en septiembre de 1934, y las órdenes menores y mayores le serían conferidas ya en Lugo por el obispo Balanzá y Navarro en 1935. Desde diciembre de 1934, un día nevado y frío, un día 4, llegaría a Monforte para casi no abandonarlo en más de sesenta años. En ese momento se ocuparía de la educación de los niños gratuitos y cuyos padres no podían pagar la educación de sus hijos. Escuelas pías. Venía para marcharse pronto. Pero ahí realizó su servicio, su ministerio, su ejemplo.

En los siguientes años se ocuparía hasta 1942 de la clase de Ingreso. Destacan ya en él su sabiduría enciclopédica, su pedagogía innata y competencia o habilidades oratorias y formativas. Su talante, su cercanía, su bonhomía, su afabilidad, su conocimiento riguroso y profundo, su simpatía no pasarían ya desapercibidas.

http://www.lavozdegalicia.es/lemos/2011/11/20/0003_201111M20C2991.htm

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Informe sobre desarrollo humano destaca situación de adolescentes y jóvenes en el país

Nicaragua, 7 de diciembre de 2011
Karol Assunção
Periodista de Adital
Adital

http://www.adital.com.br/jovem/noticia.asp?boletim=1&lang=ES&cod=63127

Las juventudes construyendo Nicaragua es el título del Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2011 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) en Nicaragua. La producción, presentada en noviembre, analiza la situación de adolescentes y jóvenes en Nicaragua.

Según el informe, las personas adolescentes y jóvenes representan cerca del 35% de la población total de Nicaragua. El documento también llama la atención sobre la pluralidad y las necesidades de estas juventudes.

De acuerdo con la investigación, los adolescentes y jóvenes actuales tienen mejores niveles educativos en relación con sus padres y madres, así como mejores condiciones para enfrentar el mundo laboral. De la misma manera, la población joven de hoy posee más acceso a servicios públicos y redes sociales.

Sin embargo, la situación aún no es la ideal. "El principal desafío del desarrollo humano, de las y los nicaragüenses, es lograr que adolescentes y jóvenes eliminen progresivamente sus privaciones desde la más elemental como el hambre y la baja educación, hasta lograr la plena participación en las políticas públicas que afectan sus vidas”, se señala.

El informe revela, por ejemplo, que cuatro de cada diez adolescentes no están en el sistema educativo, y que dos tercios de los jóvenes entre 25 y 29 años de edad tienen secundaria incompleta. De los jóvenes y adolescentes ocupados, el 66% trabaja en la informalidad. Además, la tasa de desempleo entre los jóvenes es 2,3 veces mayor que la de las personas adultas.

"Casi la mitad de los jóvenes encuestados empezó a trabajar en la adolescencia, y entre los que estaban estudiando, el 42% discontinuó sus estudios. El inicio precoz de las trayectorias laborales es una de las principales causas de abandono escolar”, se destaca.

En relación con la participación, el informe revela que más de la mitad de los adolescentes y jóvenes nicaragüenses no cuentan con experiencia participativa. "La falta de respuesta institucional a las expectativas de adolescentes y jóvenes parece estar entre las principales razones del mencionado distanciamiento, más aún cuando estas expectativas han sido manifestadas por generaciones de jóvenes en el transcurso de una década. Esta falta de interés se manifiesta principalmente en los niveles locales y regionales del Estado”, se afirma.

El informe también destaca la situación y la perspectiva de los adolescentes y jóvenes de Nicaragua en otros aspectos, como salud, acceso a las nuevas tecnologías y violencia. De manera general, para mejorar la situación de esta parte de la población, el documento demanda acción no sólo de las juventudes del país, sino también del Estado, de empresas, universidades y sociedad.

información:http://hdr.undp.org/en/reports/national/latinamericathecaribbean/nicaragua/name,3431,en.html

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sábado, diciembre 24, 2011

Haiti, Mnsr Joseph Gontrand

Don Joseph Gontrand Décoste, SJ, Obispo de la Diócesis de Jerémie, en Haití
En Brasil, Obispo haitiano habla sobre perspectivas y situación del país después del terremoto
15.12.11

Natasha Pitts
Periodista de Adital
Adital

Con alegría y esperanza, el Reverendísimo Don Joseph Gontrand Décoste, SJ, Obispo de la Diócesis de Jerémie, en Haití, estuvo hoy (15) en la Parroquia de la Paz, en Fortaleza, Ceará (Brasil) para agradecer las donaciones enviadas a su país. El religioso quiso agradecer personalmente el envío de alimentos, material escolar y dinero en el momento de mayor necesidad.

Don Joseph se reunió con periodistas de medios de comunicación vinculados a la iglesia Católica, con miembros de parroquias de Fortaleza y de la Pastoral de la Comunicación (Pascom) para hablar sobre la actual situación de Haití. Con la ayuda del fraile Wilson Fernandes, que actuó como traductor, durante cerca de una hora, el religioso respondió preguntas sobre la actuación de la iglesia después del desastre, las perspectivas en relación con el gobierno del presidente Michel Martelly, la situación de la educación, entre otros temas.

El religioso agradeció a la parroquia de la Paz y a la Diócesis por la ayuda enviada en un momento de tanta necesidad, agradeció también la oportunidad de poder hablar sobre las diferentes realidades de Haití y sobre su pueblo, y pidió la continuidad de las acciones de solidaridad, pues todavía es necesaria mucha ayuda en este momento de reconstrucción.

"La ayuda de la parroquia fue muy significativa para el pueblo y la Diócesis. Quedamos muy sorprendidos por el hecho de que personas que estaban tan distantes decidieron ayudarnos. Esto muestra que el amor no tiene límites y de que es el amor lo que hace la diferencia”, reconoció.

Cuestionado acerca de la actuación de la Iglesia Católica en la actual coyuntura del país, Don Joseph respondió que los religiosos vienen trabajando bastante. "La Iglesia Católica está muy presente y comprometida en ver la situación de Haití como un todo”, afirmó, agregando que la educación es una de las prioridades de la iglesia, así como la asistencia a niños y adolescentes, para que ellos puedan crecer con esperanza en el futuro.

"El pueblo haitiano llora, canta, baila. Hay un trabajo por parte de la iglesia para hacer que las personas salgan de la situación de miseria y se vean como seres capaces de cambiar la realidad en que se encuentran”, manifestó.

Don Joseph también habló sobre la actuación de las organizaciones populares existentes en el país y dijo que lo que se observa es que las comunidades están organizándose, no sólo para hacer caridad, sino también para cambiar las estructuras sociales de Haití.

En relación con las expectativas de un futuro mejor, Don Joseph aseguró que hay bastante esperanza puesta en el gobierno del presidente Michel Martelly. "Para nosotros fue una sorpresa su candidatura, pues él no era del medio político, sino un músico. Aún así, el pueblo tiene gran esperanza en los cambios y en su apoyo para cambiar la situación en la que se encuentra el país”, finalizó.

Terremoto

El día 12 de enero de 2010, un terremoto de magnitud 7.0 en la escala de Richter hizo temblar a Haití. Este sismo, seguido de otros dos, uno de 5.9 y otro de 5.5 grados, provocó una intensa destrucción del país, en especial en la capital Puerto Príncipe.

Hasta hoy los números no son precisos, pero se estima que el terremoto dejó cerca de 200 mil muertos, 300 mil heridos y más de un millón de desamparados. Dos años después, Haití todavía no logró la fuerza y la ayuda financiera suficiente como para re-erguirse, pero su población lucha día tras día para reconstruir el país y dejarlo, no como era antes, sino mejor.

Campaña de solidaridad

Poco tiempo después del terremoto, el párroco de la Iglesia de la Paz, padre Virginio Ascencio Serpa, decidió iniciar campañas de solidaridad con los fieles a fin de recaudar dinero, materiales de primera necesidad, alimentos y material escolar para enviar a Haití.

De acuerdo con el padre Virginio, después de recibir noticias de lo que había sucedido en el país hermano y saber que no había comida ni agua para la población, él se acordó del texto de la multiplicación de los cinco panes y de los dos peces en el desierto y pensó como el discípulo Andrés: ¿Dónde vamos a encontrar comida para estas personas? Pero, motivado por la fe y la certeza del milagro del compartir, inició las campañas en la parroquia y logró llevar un poco de esperanza a los hermanos y hermanas haitianas.

Traducción: Daniel Barrantes – barrantes.daniel@gmail.com

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