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Nombre: Alforja Calasanz
Ubicación: Valencia, Malvarrosa, Spain

martes, noviembre 29, 2011

Exaen Grafológico Calasanz, Trillat

Raymond TRILLAT, 63 años. Caballero de la legión de Honor, grafólogo, profesional y experto en escritura, juramentado de los Tribunales.

Ha tenido ocasión, en el ejercicio de su profesión, de acceder a varias escrituras particulares, tales como la de Santa Teresa del Niño Jesús, la del Padre de Foucauld, como también a escrituras profanas, tales como las de Picasso y Max Jacob.

Ejerce su oficio desde hace 30 años.


Estudio del Rv. P. José de la Madre de Dios, Fundador de las Escuelas Pías

En contacto con esta escritura queda uno sorprendido, primeramente, por la fuerza vital, ardiente, combativa, pero siempre muy flexible y armoniosa, que de ella emana, y que da al personaje una presencia actual.

Hay una ambivalencia en él, una compensación regular entre un elemento materialista y, por ello, una referencia a la madre que gula su vida, que le sostiene, que continúa nutriéndole y reconfortándole, por una parte; y, por otra, una elevación hacia el pensamiento, y la poesía, una especie de premonición de los sucesos y una psicología protectora que da todo su personaje en movimientos que se pliegan los unos en los otros, que se imbrican como las escamas de pescado y que contienen en ellos mismos esta fuerza paternal, esta vigilancia inquieta y atormentada que él hacía presente en sus relaciones sociales, en su preocupación intensa por el otro.

Al trazar el margen central, hemos delimitado en esta escritura el plan íntimo. ardiente, generoso, expansivo, con algunas amenazas tempestuosas cuando siente alguna oposición, pero sobre ellas un cuidado de don y de comprensión.

El plan de la derecha es muy diferente, representa, tanto en la escritura como en el equilibrio de la firma, el comportamiento del hombre en relación con la sociedad, con los extraños, y también con los que no están incluidos en su plano de contacto habitual; y descubrimos entonces un ser enteramente diferente, terriblemente dramático, atormentado, inquieto, con accesos de duda y a menudo de desesperación.

La particularidad reside justamente en este predominio del plano afectivo e íntimo sobre el plano social que él rehúye de sí y parece que pretende reservar a sus dolorosas meditaciones en el curso de las cuales se mortifica y se desprecia a sí mismo, y no encuentra más recurso para volver a aquél, que sacar energías desde un acto de infinita humildad.

Hay, pues, en él un doble aspecto de educador, de protector, de motor, de alma con movimientos ardientes incendiarios, pero de ningún modo hirientes, y detrás de esta apariencia de padre exigente, intransigente, pero, no obstante, comprensivo, se encuentra una necesidad de tomar sobre él mismo la culpabilidad del otro, y de revertir sobre su propio carácter las debilidades que él constata.

Se encuentra en su grafismo frecuentes signos de cultura griega; también una lógica que reside en la continuidad de su estructura intelectual, pero resulta sorpresivo encontrar cesuras de intuición, de formas innovadoras audaciosas, incluso, a veces, revolucionarias, que dan a su comportamiento un aire muy actual.

Evidentemente, se vincula al pasado, pero se siente más tentado de proyectarse hacia el porvenir con una pujanza visionaria que es rara.

Su concepción de Dios viene constituida, sobre todo, por una irradiación que debe brotar de uno mismo después de una larga contemplación, para volver sobre sí en una trayectoria similar a la de la psicología china, del "yin" y del "yang", es decir, la alternancia de la vida y de la muerte, del día y de la noche, del pensamiento y de la materia, de sí y del otro.

La última constatación que podemos hacer respecto de esta escritura es que presenta rasgos de violencia debidos a su carácter impetuoso, pero estos arrebatos no acaban jamás con un final de agresión, sino casi siempre con un elemento de compensación, de amortiguación y de relatividad.

He examinado igualmente sus últimas cartas, en las cuales el grafismo presenta signos de senilidad por los temblores que provienen de la incertidumbre de la mano cansada, pero, incluso en estos documentos, burilados por la edad, se encuentra siempre el mismo fuego, el mismo ardor y, sobre todo, la misma compensación, el mismo juego vital de diálogo entre la espiritualidad y el realismo.

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Esami graphologici (P. Girolamo M. Moretti 1952)

I santi dalla scritura
Padova 1952
P. Girolamo M. Moretti , dei Frati Minori conventuali


Inteligencia:

Cuantitativamente sobre la media; cualitativamente aguda, nacida para buscar y alcanzar el orden del pensamiento y de la acción. El sujeto tiene la idea y su expresión cuidadas, como medios para tener todo bien ordenado.



Triunfaría bien incluso en el estudio detallado de cualquier materia en la que hubiese adquirido competencia. Lo consigue con el arma literaria, pues ha probado el gusto de la frase bien asentada.

Podría distinguirse en el campo filológico, profundizar en las lenguas clásicas y hacer destacar la belleza y riqueza de las mismas.

Y en todo aportaría una nota de originalidad personal.

Si bien es hábilmente espontáneo, sin embargo, tiende a hacer sentir el empeño conceptual y comunicativo.

El sujeto tiene habilidad para la enseñanza de materias históricas, literarias, científicas, filosóficas con claridad de exposición y distinción de conceptos.

Triunfa en puntos científicos que necesitan ser discutidos, observados muy finamente, lo que vale para poner al descubierto las falacias del error.

Tiene la tendencia y la habilidad para el estudio de la psicología, de la pedagogía con métodos nuevos y con remedios personales, para lo que tiene una atracción activa tanto para formar partidarios como para creador, fundador de tendencias nuevas.

Su inteligencia es muy sintética y sin despilfarros, más bien alcanza una laconicidad a veces demasiado acentuada, si bien el sujeto tiene la habilidad de superar tal condicionamiento con la fluidez del pensamiento y de la comunicación, con agudeza y fina observación.

Carácter:

El carácter del sujeto está fuertemente fundado en la firmeza, incluso sin dejar por ello de tener la tendencia a una sumisión razonable y dejándose guiar por una ponderación contrastada. Sin embargo, cuando entran en juego la propia personalidad y el amor propio, el sujeto se siente empujado a una reacción puntillosa que tiende a no reconocer las propias falacias, sostenida por una tenacidad que no es testarudez, sino fuerte por no haber sido removida, por lo cual su puntillosidad se hace fuerte con una cierta apariencia, que en realidad, sin embargo, canta fuera de coro.

Tiende a empeñarse un tanto excesivamente en la precisión, que llega a esconderse bajo las exigencias de orden, exigencias que pueden tener solamente una insignificancia de tales.

Tiende a vengarse de los que no concuerdan con su opinión y puede servirse entonces de la fuerza de su ponderación, de la contradicción, de la finura intelectual y de la laconicidad, para apuntalar con razones aparentes su venganza. Entonces, tiende también a asaltar con sátira mordaz y humillante a quienes están heridos por su venganza. Incluso, aunque el sujeto llegase a domar su puntillosidad, sentiría siempre en su interior los movimientos de la susceptibilidad, debido a la delicadeza de su sentimiento que intenta esconderse en la madriguera del resentimiento que tiende a la ilegitimidad.

Un sujeto con tales tendencias se ve muy asediado por las mismas, y, para él, es cosa difícil escalar el monte de la perfección y construir el edificio de su santidad, puesto que, para él, es muy difícil la generosidad del perdón, y, por consiguiente, es difícil la neta separación de lo mío y de la tuyo, según las enseñanzas del evangelio.

El sujeto, en fin, tiende a una afectividad de abandono, la que supone fuerte impulso a establecer relaciones de afectividad lánguida que esconde una sensualidad incoercible.

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CON MOTIVO DE SAN JOSÉ DE CALASANZ XI.2011

La Universidad CEU Cardenal Herrera convoca el Primer Premio de Innovación Educativa
Valencia | 10/11/2011 - 11:24h

VALENCIA, 10 (EUROPA PRESS)

La Universidad CEU Cardenal Herrera, con motivo de la festividad de San José de Calasanz, patrón de los maestros, ha convocado la primera edición del Premio de Innovación Educativa para centros escolares de Infantil, Primaria y educación Especial, según ha informado la institución académica en un comunicado.

Esta convocatoria persigue principalmente dos objetivos. En un lado, prestar un reconocimiento público al trabajo diario de los maestros en el aula y también, incentivar la innovación educativa en centros escolares de Infantil, Primaria y Educación Especial y, por otro, dar a conocer buenas prácticas generalizables a otros centros escolares.

La Universidad Cardenal Herrera CEU, con la convocatoria de este Premio, "adquiere un compromiso con la calidad educativa de los centros escolares, no sólo a través de la formación de los maestros de mañana, sino también promocionando y favoreciendo las acciones de innovación de los maestros de hoy", han destacado desde el centro.

En este sentido, a esta universidad le gustaría que esta convocatoria fuera "el primer paso de una fructífera colaboración entre la universidad y tantos maestros que día a día se esfuerzan por lograr una educación mejor para nuestros hijos".

El jurado fallará y entregará el premio el miércoles 30 de noviembre, en la conmemoración de San José de Calasanz, patrón de los maestros. La documentación debe ser enviada en soporte informático a la secretaría de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Cardenal Herrera CEU antes del 25 de noviembre.

http://www.lavanguardia.com/local/valencia/20111110/54238007253/la-universidad-ceu-cardenal-herrera-convoca-el-primer-premio-de-innovacion-educativa.html

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Calasanz y Galileo

E. S.
Prólogo a ‘Diálogo sobre los sistemas del mundo’ Galileo; Edición Facsimil; Editorial Maxtor


Es curioso observar cómo a lo largo de la Historia florece siempre junto a la ribera de los grandes descubrimientos, arrollada al tronco vigoroso del creador genial, una pléyade de cronistas y críticos, hidra que se nutre del jugo sazonado de los nuevos frutos y que apunta, sin embargo, hacia paisajes y pasajes deformados por su propia tortuosa dirección, cuando no a biseles falsos, de tendenciosa pendiente. Tal es el caso Galileo Galilei. El padre de la Dinámica, fundador auténtico de la filosofía moderna, no necesita de encendidos elogios para acotar la titánica labor que realizara. Pero aún más nocivas resultan las exégesis parciales de su vida y su obra, enderezadas a un fin preconcebido que sirven de derrotero a intenciones inconfesables.

Se ha dicho de Galileo que la Iglesia, no contenta con hacerle sufrir en las cárceles de la Inquisición, le torturó con tormentos morales de huella más caustica. Se quiere hacer patente con tales afirmaciones el contraste entre la ciencia y la religión, que produce -según tan avispados espíritus- una honda divergencia, imposible de cancelar en el futuro. Y hasta el mismo Hegel llega a decir en su «Filosofía de la Historia Universal», que, a raíz de la injusta campaña emprendida por la Iglesia contra Galileo, todos los hombres que piensan se han alejado de ella; y aun se atreve a declarar con absoluta carencia de respeto a la verdad: «De este modo el mundo católico ha -permanecido rezagado en la cultura y sumido en el mayor embotamiento». No es preciso subrayar pues resulta notoria y definitiva, la descarnada malicia e imperdonable ligereza que en tales juicios alienta pero si queremos analizar un hecho tal vez poco conocido, que contribuye a iluminar las relaciones de la Iglesia con Galileo, y al mismo tiempo, enaltece todavía más la grandeza de San José de Calasanz -santo español a cuya gloria no se Ie rendirá jamás el culto debido- fundador de las Escuelas Pías, la magnífica institución nacida en Roma a fines del siglo XVI, Y que poco más tarde iba a extender por el mundo, con la cultura para los niños pobres difundida con el mayor altruismo, una verdadera revolución pedagógica forjada por el genio apostólico del Santo de Peralta de la Sal.

En aquellos tiempos, graves y sesudos varones sostenían, incluso desde las más altas cátedras, que la geometría era un arte diabólico, que los matemáticos debían ser barridos de las máximas herejías. Pues bien, José de Calasanz, adelantándose al espíritu de su época, se sitúa con arrogancia frente a las tinieblas, frente a los mercaderes de falsa ciencia, y con aquella clarividencia en él característica, dice al padre rector del colegio de Nápoles: «Procurad que los nuestros estudien las matemáticas, porque vendrá un tiempo en que esta ciencia se halle en grande estima». Y fruto de esta su creencia fue el cuidado con que procuró que el mismo Galileo, con el cual le unía profunda amistad, aleccionase en las ciencias exactas a los PP. Escolapios Angel Sesti, Clemente Settimi y Francisco Michelini, entre otros, siendo de notar que el ultimo sucedió a Galileo en su cátedra de la Universidad de Pisa. Vicente Viviani, el gran matemático discípulo de Galileo, corrobora el extraordinario interés con que seguía el Santo las teorías del descubridor de la ley de inercia y alaba al escolapio, padre Clemente Settimi, quien en aquella época era el único que enseñaba matemáticas en la capital de Toscana».

Frente a la ciencia apolínea de la antigüedad brota la ciencia cáustica, moderna, hija de la astronomía, que desciende del cielo a la tierra a lo largo del plano inclinado de Galileo, San José de Calasanz, oye una vez más aquellas persuasorias palabras: «Mira, José, mira; comprende perfectamente que en el cerebro de aquél anida una de las más preclaras inteligencia del siglo, y como a tal lo distingue, confiándole la educación científica de sus más queridos hijos». Y así, no puede sorprendernos que cuando Galileo, en su residencia de Arcetri, necesita un joven inteligente a quien dictar las leyes que él va, semiciego, arrancándole a la Naturaleza, solicite del Rector de las Escuelas Pías de Florencia un amanuense, ni que San José de Calasanz se dirija a aquel Rector y en carta de 16 de abril de 1639 le diga: «Si Galileo desea que el P. Settimi se quede con él una o más noches, no tenga reparo en darle gusto. ¡Ojalá que éste aproveche como puede y debe, con la compañía y trato de tan sabio varón!» He aquí cómo el Fundador de las Escuelas Pías juzga al que los perspicaces autores antes citados consideran como vituperado por la Iglesia y hostilizado continuamente por las insidias de los católicos. Es ocioso añadir comentario alguno sobre tan gratuitas aseveraciones, pues es evidente que, de ser ciertas, ni José de Calasanz se hubiese atrevido a hacer pública su admiración por Galileo, ni mucho menos a dispensar a algunos de sus religiosos de la regla que prohibe severamente pernoctar fuera de los conventos.

Queda mucho por estudiar en la contribución de España a la historia de la Ciencia, pero es digno de destacarse el rasgo que señalamos, ya que prueba, además, que el Santo que consagró su vida al mayor incremento de la piedad, no ignoraba que la filosofía se halla escrita, con lenguaje matemático, en el gran libro de la Naturaleza.


El 17 de febrero de 1564 nació en Pisa Galileo Galilei. El sol quizá sintiese ese día un íntimo estremecimiento, y la población celeste tal vez se conmoviera de consuno al saludar a quien en breve plazo revelaría al mundo más verdades acerca de la astronomía que la totalidad de las entrevistas en el curso de los treinta siglos precedentes. Pues en sus continuas y fecundas excursiones por el espacio, atraído por la perpetua aventura del universo y esa su armonía que es realmente la «música de las esferas», gobernando el telescopio por él mismo inventado, descubrió los cuatro satélites de Júpiter, suministró noticias sobre las fases de Venus, analizó la estructura de la Vía Láctea y de las nebulosas, advirtió las cordilleras de la Luna y demostró el «teorema de existencia» de las manchas solares, las cuales habían sido consideradas como mera apariencia, en gracioso homenaje a la Aristotélica incorruptibilidad de los cielos.

Ejemplo notable del más puro afán de investigación nos ofrece Galileo, estudiante de Medicina, cuando a sus diecinueve años, clavada la vista en los vaivenes de la lámpara de la catedral de Pisa, descubre el isocronismo de las pequeñas oscilaciones del péndulo y piensa, luego, como útil aplicación a la Medicina, en aprovecharlas para medir la frecuencia del pulso a los pacientes. Mas no eran Galeno e Hipócrates los maestros preferidos por el joven toscano. Los elementos de Euclides y la obra del genial siracusano fueron estudiados con verdadero ahinco. Y entre los filósofos de la antigüedad es fácil derivar de su culto a Demócrito el inicial escepticismo hacia los peripatéticos..

Resulta fácil hoy, después de tres siglos a través de los cuales el racionalismo galileano ha permeabilizado el intelecto, sonreír de los sofismas dialécticos que entonces imperaban. Eran las ciencias exactas, todavía tiernas de infancia, brotes que prometían dilatadas previsiones que iban a destruir privilegios de casta o taumatúrgicos remedios explotados por profesionales taimados, cuyos intereses entraban en colisión con el desarrollo de aquellas jóvenes teorías. Las lanzadas del autor de los «Discursos» frente a toda aquella filosofía pseudocientífica son muy conocidas. Cuando los peripatéticos «demostraban» que el agua sube por los tubos de las bombas porque «la Naturaleza tiene horror al vacío»>, Galileo comenta con su peculiar sarcasmo: «Cierto, y quiere ello decir que el horror de la Naturaleza no es mayor de 18 brazas.»

Su credo está admirablemente resumido en esta luminosa frase: «La filosofía está escrita en este grandísimo libro que continuamente está abierto delante de nuestros ojos -yo nombro al Universo-; pero no se puede entender si antes no estudiamos la lengua y conocemos los caracteres en los cuales está escrita. La lengua es la matemática y los caracteres son triánguIos, circunferencias y otras figuras geométricas, sin cuyos medios es humanamente imposible entender una sola palabra; sin ellos vagará uno inútilmente por oscuro laberinto. Y de aquí se deduce que la esencia del método experimental consiste en la observación de la Naturaleza y en la interpretación de estas observaciones a la luz de la razón, a través de la matemática»

Si hubiésemos de hacer un inventario detallado de su aportación a las distintas ramas del saber, seguramente que desde la filosofía a la Biología encontraríamos parcelas acotadas por su genial, sintética visión. Baste recordar que el principio de inercia, la balanza hidrostática, el principio de los trabajos virtuales, la ley de composición de las fuerzas, del movimiento parabólico de los proyectiles, la del movimiento acelerado y tantas otras estudiadas en Dinámica, fueron explícitamente enunciadas o descubiertas por él. Además, su nombre figura en la prehistoria del cálculo de probabilidades e incluso en Ia de la Biología matemática.

Se ha divulgado erróneamente que con ello la ciencia de la Naturaleza destronaba y esclavizaba a la filosofía; antes al contrario, lo que hizo fue liberarla, y por cierto, en grado superlativo. Mach describe insuperablemente este proceso y concluye que la divina intuición del genio es la única brújula para navegar por el océano infinito de lo desconocido. Lagrange, el creador de la mecánica analítica realizada por Galileo, afirma que si bien muchos de sus descubrimientos sólo exigían telescopio y asiduidad, eta preciso, sin embargo, un genio extraordinario para desentrañar las leyes de la Naturaleza en los fenómenos que se habían tenido al alcance de los ojos; pero cuya explicación había escapado siempre a los intentos de los filósofos. Quizá el éxito en tan ardua empresa residió en abandonar las vanas cuestiones crecidas a la sombra del «porqué», y perseguir, en cambio, con redoblado ahinco las leyes del «cómo».

No nos detenemos en comentar el tan .conocido episodio de la pretendida persecución. por parte de la Iglesia; subrayamos su amistad íntima con San José de Calasanz, y cómo los RR. PP, escolapios Sesti, Settimi y Michelini fueron discípulos suyos, y el último, además, su sucesor en la Universidad de Pisa.

Querernos, para terminar, insistir en otra faceta no menos digna de contemplación en su poliédrica personalidad. Aludimos a su magnífico estilo, que le hace crear la prosa científica, y por otra parte, su amor a la música y a la poesía. El protagonista de los «Diálogos» y de «Il Saggiatore» compuso poemas de suprema belleza, he aquí una muestra:

Il Ciel m'alao verso le stelle'l volto
E con belleze eterne
Alle rote superne
Mi chiama: Io le sue voci nor ascolto.

E in una chioma bionda
Pare che piu s'asconda
L'anima mia che nel suo proprio velo
Cosi del mio pensiero.
Non dalle stelle m’e contesto'l vero.

…………………….

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lunes, noviembre 28, 2011

NICARAGUA 2012. EL RETO DE LA LEGITIMIDAD Y OTRAS COSITAS. (A. Ortega)

Ariel Ortega
León, 20 de Noviembre de 2011.

La característica constitutiva de la democracia (del griego DEMOS = PUEBLO; y KRATOS = PODER) es que el “Poder nace del Pueblo”. Cuando decimo “Poder” nos referimos a la “Soberanía”, En la Democracia el Pueblo es el Soberano. En realidad la Soberanía la tiene cada uno de los individuos, que, al agruparse, constituyen el Pueblo.

Para vivir como Pueblo, es decir: Agrupados, los individuos requieren de una norma clara que los regule. Normalmente a esta Norma Clara y precisa se le suele llamar “Pacto o Contrato Social”.

En las Democracias Representativas, los individuos que constituyen el Pueblo escogen a una serie de individuos para que los representen, a los cuales le otorgan una capacidad especial y les encomiendan que redacten el “Pacto Fundamental”, que, en Derecho es llamado “Constitución Política”, porque, como lo indican los términos, van a “constituir” la “ciudad” (en griego: La “Polis”).

Esta “capacidad especial” que otorgan se llama “Poder Constituyente”, lo que se redactará será la “Constitución Política del Estado” y, a partir de ella surgirán los “Poderes Constituidos”. Éstos Poderes Constituidos tendrán las atribuciones que se le asignen en la Constitución.

Esta “Soberanía o Poder Constituyente”, aunque normalmente se dice que tiene poder o capacidad absoluta, porque los individuos han cedido todos y cada uno de sus Derechos para poder vivir como Pueblo (en nuestro lenguaje popular distinguimos entre “La Ley del Monte”, donde cada uno hace lo que se lo ocurre sin estar sujeto a una Ley, y “La Ley de la Ciudad” o simplemente “La Ley”).

Decía, aunque normalmente se diga que es Poder Soberano, Absoluto, en realidad tiene algunas limitaciones: Las dos principales son: Los propios Derechos Humanos, es decir los que brotan de la Naturaleza Humana (que ni son renunciables ni los otorga la Constitución, simplemente los reconoce; y Los Tratados con otras agrupaciones, normalmente llamados Tratados Internacionales. Los tratadistas suelen reconocer los Pactos o Acuerdos Políticos como otra de las limitantes del Poder Constituyente.

Y, si bien es cierto que los Derechos Humanos no brotan de la Constitución, ésta sí que puede y debe no sólo reconocerlos, sino, también, regular su ejercicio. Pero, también es cierto que sí hay unos Derechos que brotan de la propia Constitución, entre ellos los Derechos Políticos, los Derechos o Garantías Procesales, los Derechos Económicos, etc. Y brotan de la propia Constitución porque no tienen ningún sentido si no se viviera en “Sociedad”, por ejemplo el Derecho a elegir y ser electo ¿Qué sentido tiene si vivo aislado? ¿A quién voy a elegir y para qué? ¿Quién me va a elegir y para qué? Recordemos que estoy “aislado” y que no estoy viviendo a la par de nadie.

Hasta aquí, y en forma muy abreviada, es Doctrina General de Derecho.

Sigamos en aspectos generales e introductorios.
Al grupo al cual se le ha delegado atribuciones especiales para redactar la Constitución, normalmente se les llama Diputados a la Asamblea Nacional Constituyente, y a su reunión se le suele llamar Asamblea Nacional Constituyente, aunque pueda llamárseles con otros términos similares.

El término “Nacional” se refiere a que van a redactar las normas constitutivas de la Nación.

Hasta aquí hemos dicho que hay un Poder Constituyente (originario) que redacta la Constitución, y que de ésta brota el Poder o los Poderes Constituidos (originados). El Instrumento que media entre ellos es “La Constitución”, que no es un “Poder” sino la expresión concreta y resultado del trabajo del “Poder Constituyente”.

Normalmente de la Constitución brotan tres Poderes Constituidos: Poder Legislativo, Poder Judicial y Poder Ejecutivo. En Nicaragua, además, brota un Cuarto Poder: El Poder Electoral, que está Presidido por el Consejo Supremo Electoral, quién, a su vez está presidido por una persona peculiar: “El Magistrado Presidente del Consejo Supremo Electoral.

Cada uno de los Poderes tiene una función, si se quiere “atribución” o, más en lenguaje popular, “un mandado que debe realizar”. El Legislativo (en Nicaragua Asamblea Nacional) el de hacer las Leyes. El Judicial (encabezado por la Corte Suprema de Justicia) el juzgar a las personas que contravengan las Leyes. El Ejecutivo (encabezado por el Presidente de la República) el hacer cumplir y ejecutar las Leyes. El Electoral el presidir y supervisar las Elecciones. Admito que se pueden decir más cosas de cada uno de esos cuatro Poderes Constituidos, pero eso es lo esencial.

Ninguno de los cuatro Poderes puede cambiar lo establecido en la Constitución, en la cual se contiene el origen de sus “poderes” o “atribuciones” que les ha conferido el Pueblo. Por excepción, la propia Constitución, es decir, el Pueblo mediante la Constitución, le concede una facultad extraordinaria al Poder Legislativo: El hacerle Reformas Parciales a la propia Constitución, pero le exige un Procedimiento Especialísimo para hacerlo (tiene que ser en más de una Legislatura, y debe contar con un número especial de votos). Es posible que esta atribución especialísima se deba a que los Diputados a la Asamblea Nacional son electos directamente por el Pueblo y son un colectivo. Puede haber opiniones diversas entre los Autores de Derecho. Pero lo cierto es que la propia Constitución Política le confiere a este Poder esa atribución excepcional. Los otros Poderes Constituidos no poseen esta cualidad.

1.-) Veamos ahora uno de los principales retos que tendremos que afrontar en Nicaragua: La candidatura a la Presidencia de la República de Daniel Ortega, actual Presidente de la República y proclamado nuevo Presidente, que tendrá que asumir el nuevo mandato en Enero de 2012, ya próximo.

El problema se produce, no en la persona de Daniel ni en su militancia partidaria ni en la ideología que encarna, el problema deviene porque en la Constitución Política de Nicaragua, que se encuentra vigente, existe la prohibición de la re-elección continua, y, además, para quien ya ha ocupado la Presidencia de la República por dos ocasiones le inhibe de poderse presentarse para una tercera vez como candidato a la presidencia, y, en consecuencia para ejercer un tercer mandato presidencial.

Es cierto que se ha argumentado que existe una Sentencia de la Sala Constitucional de la Excelentísima Corte Suprema de Justicia que ha declarado “inaplicable” esas inhibiciones, y, por lo tanto la candidatura de Daniel era “Legal”.

Debo advertir que “Legal” no es sinónimo de “Legítimo”, tampoco “Ilegal” es sinónimo de “Ilegítimo”. Hay realidades que, al mismo tiempo pueden ser legales e ilegítimas.

La cosa se complica un poco más puesto que la Constitución Política establece que un funcionario público debe renunciar a su cargo algunos meses antes de presentar su candidatura para un cargo de elección popular. Establece con exactitud ese tiempo, y, al parecer, este punto no fue considerado por la Sala Constitucional. Desconozco, no- lo he oído, si también se declaró inaplicable ese mandato constitucional.

¡Claro, no nos olvidemos que ya ocurrió la elección y que el Consejo Supremo Electoral ha declarado Presidente Electo a Daniel!

¿Tendría algún valor jurídico el invocar el alto número de votos obtenidos en la elección? Sin entrar a hacer consideración alguna respecto a las recientes elecciones, no es la intención de la presente reflexión, habría que decir que algunos especialistas en Derecho han expresado que la candidatura incurría en lo que suelen llamar “Nulidad Perpetua”, por lo tanto, dicen, es inexistente, nula de toda nulidad, y no puede producir efecto jurídico alguno, ni puede salvarse “a posteriori”.

Al parecer, en base a ello, alguna agrupación política ha solicitado la nulidad absoluta de todas las elecciones, es decir de todo el proceso electoral.

Pienso que éste podría ser considerado el mayor reto a enfrentar y sería ideal que pudiese ser solventado antes de la toma de posesión de las personas que, según el Consejo Supremo Electoral, resultaron ganadoras, como nuevas autoridades.

La Iglesia Católica conoce en su historia el caso de algunas personas que lograron ser declaradas Papa sin los requisitos canónicos que establece la Iglesia, y son llamados:”Anti-Papa” y no cuentan como legítimos Pontífices en la Sucesión Apostólica. Tampoco llegaron a gobernar realmente.

No quisiera, no me gustaría, no sería bueno para la República, que en Enero de 2012 a Daniel se le llamara “Anti-Presidente”, por ello, pienso que es un tema que se debe afrontarse con seriedad, responsabilidad y diligencia… con mucho profesionalismo… y sin euforias partidarias.

¿Cómo hacerlo? Normalmente en Derecho se dice que “a situaciones extraordinarias, soluciones extraordinarias”… Y, en la Nicaragua reciente los “Acuerdos Marco” o “Leyes Marco”, que son extraordinarias han sido utilizadas para solucionar situaciones especiales. Podría ser una herramienta.

2.-) Toquemos ahora otro de los problemas que, tarde o temprano se habrá de afrontar: La Sentencia “sui generis” de la Sala Constitucional de la Excelentísima Corte Suprema de Justicia, que dejó como “inaplicables” las inhibiciones a Daniel.

Tal vez la primera pregunta que habría que hacerse es si la Corte Suprema de Justicia puede o no interpretar los mandatos establecidos en la Constitución Política.

La respuesta es sí. La Corte Suprema, en concreto la Sala Constitucional de la Corte Suprema, no sólo puede, sino que debe interpretar los mandatos de la Constitución Política, pero sólo para poder determinar si una determinada Ley, Decreto, Norma, Reglamento, etc. contraría o no lo establecido por aquella. En caso de contrariarla su obligación es declararla “Inconstitucional”, y, por lo tanto ilegal, ilegítima, nula de toda nulidad, inexistente y que no puede producir efecto jurídico alguno. Para eso se constituye este Tribunal peculiarísimo y especializado: para velar que la Constitución Política sea la Norma Suprema y Fuente del resto de Leyes de la Nación.

No obstante, no puede, por no tener autoridad, poder, jurisdicción, para dejar sin efecto la propia Constitución, que es la fuente de su Poder, no sólo de la Sala Constitucional, sino de todo el Poder Judicial de la República.

Se ha dicho, que: “Las Sentencias son de ineludible cumplimento”. Es cierto: Lo son. Pero lo que se ha olvidado decir es: “Ningún juzgador puede fallar contra Ley expresa”, si lo llegase a hacer, el Juez o Tribunal Superior debe declarar que esa Sentencia es nula de toda nulidad, por lo tanto: inexistente, por lo tanto: “No es Sentencia”, en todo caso sería “Anti-Sentencia”. Algún autor la denominaría “Falsa y espuria Sentencia”. Luego, no siendo Sentencia, no puede obligar a su cumplimiento.

Y, si ningún juzgador puede fallar contra Ley expresa, ningún juzgador puede reformar Ley alguna (la excepción, decíamos, es cuando la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema declara una Ley como “inconstitucional”), “a fortiori” mucho menos podrá variar expresión alguna de la Constitución Política. Como decíamos antes, y es aceptado por la inmensa mayoría de tratadistas de Derecho, la Constitución sólo puede ser reformada por la Asamblea Nacional. Si se convocara y estableciera una Asamblea Nacional Constituyente, de ella emanaría una nueva Constitución Política, aunque, en la práctica, sólo hubieran reformado algún o algunos artículos de la misma.

No quiero entrar en los Considerandos de la Sentencia concreta, que son muy “sui generis” y darían mucho de qué escribir, y con el peligro de ser invocados como “precedente jurídico”, es decir: como jurisprudencia”… (imaginémonos, por lo absurdo, que algún “privado de libertad” recurriera de Amparo a la Corte Suprema de Justicia alegando que la sentencia que lo priva de libertad viola sus Derechos Humanos, porque no le permite ejercitar su Derecho Humano a la libre locomoción… por decir algo, digo, absurdo).

Ciertamente que alguno argumentará: Contra las Sentencias de la Corte Suprema de Justicia no hay Recurso…, no habiendo Juez o Tribunal Superior, no hay quién declare la nulidad de dicha Sentencia…

No es exactamente cierto, puesto que existen las Instancias Internacionales… Pero, en el caso que nos ocupa, habiendo vulnerado la Constitución Política, que tiene su base de Derecho en la Soberanía del propio Pueblo, decíamos, de las propias personas que forman e integran el Pueblo… bastaría que una persona lo declarara, sin más formalismo que la propia expresión.

Decía, este también es un asunto que hay que arreglar… ¿Sentencia Legal, pero ilegítima? ¿Sentencia ilegal e ilegítima?...

Reitero, creo que hay que definir y arreglar esta cuestión. Si se le “echara tierra”… ¡cuidado que germine, fructifique y cause efectos insospechados…! Además, por supuesto, de al menos la sombra de ilegitimidad.

3.-) Hay algunas expresiones de tipo “consigna” o “slogan” que suenan, inicialmente, “bonitos” e interesantes, pero… analizándolos, encuentro que no reflejan la verdad… y el no reflejar la verdad en una consigna, más allá de toda intencionalidad, pues tiende a deformar las conciencias de las personas, condicionando, al menos, la libertad de las mismas.

En concreto me refiero a la expresión: “Pueblo Presidente”. Bonita, pegajosa, pero… pero no es real. Digo no es jurídicamente real.

La realidad jurídica es que el Pueblo, como decíamos arriba, más concretamente el individuo, es, somos nosotros, la fuente de la Soberanía, del Poder, incluso en Poder Constituyente, por lo menos en las Democracias, y no parece adecuado reducirlo a un simple empleado público, que brota del Poder Constituido. Involucra una especie de “capitis diminutio”, es decir pérdida y limitación de Poder. A no ser que se quiera expresar, que, por un extraño fenómeno osmótico, el presidente pudiese llegar a compartir la Soberanía, que sólo le pertenece al Pueblo, al individuo.

Se corre el riesgo, además, que “alguien” quisiera encontrar una conexión con otras formas de pensamiento ideológico que no conciben, como en la Democracia, al Pueblo como origen del Poder. Y, estando, como lo estamos, en una sociedad que se va polarizando cada vez más, pues como que habría que buscar expresiones que nos posibilitaran una auténtica reconciliación y solidaridad.

4) Algunas veces, dejándonos llevar por una cierta infantil euforia partidaria nos olvidamos que los símbolos partidarios no pueden ostentarse en los bienes que son propiedad de la Nación, precisamente por ser “de la Nación”. Y los partidos, aunque tengan muchísimos partidarios, siempre serán “una parte” y no “la totalidad” de la Nación. En los bienes de la Nación, sean edificios, vehículos, maquinaria, etc. sólo pueden, sólo deben, ostentarse los Símbolos Patrios, porque ellos representan a todos los nicaragüenses.

Por una razón análoga los símbolos partidarios jamás debes ser de mayor tamaño ni ocupar un sitio más elevado que los Símbolos Patrios. Algo similar habría que decirse de los Actos Oficiales o Públicos que realice cualquier funcionario público, incluyendo al Señor Presidente de la República.

Eso, sí, no sé el por qué se ha ido perdiendo la sana costumbre, la costumbre cívica, de colocar la fotografía oficial del Presidente de la República en todas las Oficinas y Dependencias del Poder Ejecutivo. Habría que recordar que es el Presidente de todos los nicaragüenses y su imagen debería unirnos a todos.

Sin embargo en las Oficinas y Dependencias de los otros tres Poderes del Estado, por aquello de la separación e independencia de los mismos, la fotografía que debería aparecer es la del Presidente o del Grupo que Preside dicho Poder.

5) Finalmente, respecto a los Símbolos Patrios, parece incluso interesante, por lo novedoso, que se estimule la mente creativa de nuestros artistas a representar, en sus obras, nuestros Símbolos Patrios según la casi infinita gama de estilos artísticos y la propia creatividad del artista. Incluyendo, obviamente, el género o expresión “naif” y podría permitirse, también, en el “primitivismo”.

Didácticamente, incluso podría parecer adecuado a los niños que aún no dominan el arte de las líneas ni de la precisión geométrica, el poder representar nuestros Símbolos según sus propias capacidades, hasta que puedan alcanzar la perfección para reproducirlos tal y como están establecidos en la Ley.

Incluso podría “tolerarse”, como “licencia artística” en alguna publicidad, sobre todo en la Turística.

Pero no parece propio el utilizar una versión “psicodélica”, como dicen algunos, o “Walt-Disneyca”, como dirían otros, en los asuntos Oficiales del Gobierno, independientemente del Poder o Rama de Gobierno que sea.

La razón de ello no es sólo el simple respeto y obediencia a la Ley, ni por mera “tradición” y respeto al pasado y la Historia, sino que entraña una dinámica auténticamente reconciliadora y democrática.

Tal vez, en estos asuntos el CNU podría prestar un apoyo que, al mismo tiempo fuese, no sólo un Foro de Debate Académico, sino toda una nueva y auténticamente revolucionaria experiencia Didáctico-Analítica-Práctica-Investigativa-Académica que vinculara a los Catedráticos especialistas de diversas disciplinas: Derecho Constitucional, Sociólogos, Artistas Plásticos, etc. y sus alumnos Universitarios, es decir: Un grupo interdisciplinar, pluri-ideológico, pluri-partidario… que pudiese, con el rigor y seriedad Académicas propias, asesorar, siendo propositivos, al Gobierno en estas materias. Podría resultar, por qué no decirlo, además en una forma inédita de ejercitar una de las facetas de la Democracia, vinculando no sólo al Personal Docente con el Alumnado, sino a los Gobernantes con los Gobernados en una tarea común: Servir mejor y más profesionalmente al Pueblo de Nicaragua.


Estos, decía en el titular, son algunos de los retos que enfrentaremos los nicaragüenses en el Año 2012: El problema de la legitimidad, y otras cositas.

León, 20 de Noviembre de 2011.

Mons. Dr. Ariel Ortega Gasteazoro.