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martes, febrero 23, 2010

Meditación sobre la historia latinoamericana

Ariel Ortega
Febrero de 2010

Ya era hora de comenzar a decir cosas distintas sobre América Latina; Sí, Latina y muy Latina.

Lástima que no se llega aún a la coherencia y aún se habla de "Colonia", ¿colonia? ¿lectura desde cierto Imperio? ¿colonia o España Continental? ¿No eran las Españas: la Insular (claro ¿qué pensaban?: Filipinas, y algo por allí, que no Canarias), la Continental (más conocida como América, o las Américas, si se quiere) y la Peninsular.

Haití... sufrido Haití... Pero ¿hubo Independencia o abandono? No sigo. Aplaudo el atisbo de un inicio de cambio, ¿prefieren revolución?, bueno. No hay problema. Pero qué difícil es "revolucionar" la forma de pensar y los puntos de referencia.

Claro, siempre se puede decir (se ha dicho de diversas formas), que si la realidad, la auténtica Historia (la escrita con mayúsculas, por eso está por escribirse, por relatarse), que si no coincide con la realidad, peor para la realidad. Y, continúan, quien diga lo contrario es contra... es decir, casi se escapa, es un "alienado". Claro, aliendo de la ideología, pero inmerso en la realidad que es.

Ariel Ortega

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lunes, febrero 22, 2010

Lectura laica de la Biblia

Juan José Tamayo
6 de febrero de 2010

En reiteradas ocasiones he criticado con severidad desde estas páginas la política religiosa del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sobre todo por los privilegios concedidos a la Iglesia católica -sobre todo a su jerarquía- en materia económica y educativa. Críticas todas ellas a mi juicio justificadas y ampliamente compartidas por sectores laicos y religiosos, y que seguiré haciendo mientras no se revise el anacrónico e inconstitucional Concordato con la Santa Sede y no se establezca la igualdad de todas las religiones.

Hoy, sin embargo, tengo que felicitar a Rodríguez Zapatero por el acierto en la elección del texto del Deuteronomio en su prédica del Desayuno de Oración en Estados Unidos y por la certera lectura que ha hecho del mismo en un marco religioso claramente conservador. Yo había pensado en la Parábola del Buen Samaritano y bien creía que ése iba a ser el texto elegido, por su fuerte carga humanista y compasiva; un texto que pone como ejemplo de comportamiento ético-compasivo no a un creyente judío cumplidor de la ley, sino a un hereje, a un samaritano. Pero eligió otro de los textos clave de la Biblia hebrea, que tiene profundas resonancias en los profetas de Israel, en los salmistas, en la literatura sapiencial, en el Testamento cristiano, en el mensaje y la praxis de Jesús, en el movimiento cristiano primitivo y que es de extraordinaria actualidad por la dramática situación de los inmigrantes y por el creciente número de desempleados.

Zapatero leyó sólo una parte de ese texto: "No explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día, antes de que se ponga el sol, porque está necesitado, y de ese jornal depende su vida" (Dt. 24,14-15). Creo que debería haber seguido unas líneas más: "No torcerás el derecho del extranjero, ni del huérfano, ni tomarás en prenda el vestido de la viuda. Acuérdate de que fuiste esclavo en el país de Egipto y que Yahvé tu Dios te rescató de allí" (Dt. 24,17-18).

Estas disposiciones humanitarias aparecen en todos los códigos legislativos del Pentateuco: el de la Alianza, el Dodecálogo de Siquem, la Ley de Santidad y el Deuteronomio. Son todos ellos textos de un fuerte componente utópico y de un innegable contenido liberador. Constituyen, en muchos aspectos, la vanguardia en la defensa de los sectores más desprotegidos de la sociedad. Cuatro son las razones que dichos códigos dan para tratar bien a los extranjeros. La primera es histórica: vosotros fuisteis extranjeros en Egipto y no podéis tratar a los forasteros como os trataron a vosotros cuando erais esclavos en el país de los faraones; es la ley de la reciprocidad. La segunda es antropológica: los extranjeros tienen la misma dignidad que los nativos y no hay razón para discriminarlos. La tercera es que Dios opta por los excluidos y marginados, por las personas más vulnerables, como los huérfanos, las viudas, los trabajadores por cuenta ajena, los esclavos y los extranjeros; la cuarta, en fin, porque toda la tierra es de Dios y nadie puede apropiarse de ella como si fuera su dueño absoluto.

Al elegir este texto Zapatero se sitúa en la mejor tradición de la filosofía de la alteridad, representada por Emmanuel Lévinas, quien comienza su emblemática e influyente obra Totalidad e infinito (Sígueme, Salamanca, 1977, 9) hablando de la "responsabilidad por el prójimo", de la "epifanía del rostro, pero el rostro en cuanto rostro es la desnudez -y el desnudamiento- del 'pobre, de la viuda, del huérfano, del extranjero". El comentario del presidente me parece todo un ejemplo de lectura laica de las Escrituras judías en clave de liberación, en perspectiva humanista y en el horizonte de la utopía.

Pero eso no significa dar un cheque en blanco a Zapatero. Su discurso no puede quedarse en meras palabras. Le compromete personal y políticamente, ¡y mucho!, si no quiere ser acusado de inconsecuente. Le obliga a la hospitalidad con los inmigrantes y a la no discriminación de los "sin papeles", a eliminar de la Ley de Extranjería ciertos tonos xenófobos, a incumplir la normativa europea en materia de inmigración, claramente lesiva de los derechos de los migrantes, a mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora, de las personas desempleadas, a no revisar a la baja las pensiones de la clase trabajadora. Le obliga a asegurar la satisfacción de las necesidades básicas de la población migrante: residencia estable, vivienda digna, trabajo, alimentación, salud, acceso a la educación y a la cultura en las mismas condiciones que los nativos. Sin olvidar el reconocimiento de los derechos políticos.

De lo contrario a Zapatero podría aplicársele lo que los feligreses dicen con frecuencia tras oír el sermón de los curas: "No es lo mismo predicar que trigo dar" o lo que afirma el, a veces sabio, refranero español: "Consejos vendo y para mí no tengo".

Juan José Tamayo es profesor de Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid.

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Lectura/laica/Biblia/elpepiopi/20100206elpepiopi_5/Tes/


Gentileza Francesc Mulet

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CARTA PERSONAL de Henri BOULAD SJ AL PAPA BENEDICTO XVI

P. Henri Boulad, s.j.
El autor de este grito tiene 78 años. Hace tres años escribió una carta personal al papa, abriéndole su corazón sangrante. Ante la falta de respuesta, la ha hecho pública y circula ahora por todo el mundo. Ha hecho bien, porque su análisis es muy certero y debe ser compartido. Nosotros la publicamos ahora una vez que hemos podido disponer de la traducción íntegra del texto. No para ahondar la herida sino para urgir remedio.

Santo Padre:

Me atrevo a dirigirme directamente a Usted, pues mi corazón sangra al ver el abismo en el que se está precipitando nuestra Iglesia. Sabrá disculpar mi franqueza filial, inspirada a la vez por “la libertad de los hijos de Dios” a la que nos invita San Pablo, y por mi amor apasionado por la Iglesia.

Le agradeceré también sepa disculpar el tono alarmista de esta carta, pues creo que “son menos cinco” y que la situación no puede esperar más.

Permítame en primer lugar presentarme. Jesuita egipciolibanés de rito melquita, pronto cumpliré 76 años. Desde hace tres años soy rector del colegio de los jesuitas en El Cairo, tras haber desempeñado los siguientes cargos: superior de los jesuitas en Alejandría, superior regional de los jesuitas de Egipto, profesor de teología en El Cairo, director de Caritas‐Egipto y vicepresidente de Caritas Internationalis para Oriente Medio y África del Norte. Conozco muy bien a la jerarquía católica de Egipto por haber participado durante muchos años en sus reuniones como Presidente de los superiores religiosos de institutos en Egipto. Tengo relaciones muy cercanas con cada uno de ellos, algunos de los cuales son antiguos alumnos míos. Por otra parte, conozco personalmente al Papa Chenouda III, al que veía con frecuencia. En cuanto a la jerarquía católica de Europa, tuve ocasión de encontrarme personalmente muchas veces con alguno de sus miembros, como el cardenal Koening, el cardenal Schönborn, el cardenal Martini, el cardenal Daneels, el Arzobispo Kothgasser, los obispos diocesanos Kapellari y Küng, los demás obispos austríacos y otros obispos de otros países europeos. Estos encuentros se producen con ocasión de mis viajes anuales para dar conferencias por Europa: Austria, Alemania, Suiza, Hungría, Francia Bélgica… En estos recorridos me dirijo a auditorios muy diversos y a los media (periódicos, radios, televisiones…). Lo mismo hago en Egipto y en Oriente Próximo.

He visitado unos cincuenta países en los cuatro continentes y he publicado unos treinta libros en unas quince lenguas, sobre todo en francés, árabe, húngaro y alemán. De los trece libros en esta lengua, quizá haya leído Usted “Gottessöhne, Gottestöchter” [Hijos, hijas de Dios], que le hizo llegar su amigo el P. Erich Fink de Baviera.

No digo esto para presumir, sino para decirle sencillamente que mis intenciones se fundan en un conocimiento real de la Iglesia universal y de su situación actual, en 2007.

Vuelvo al motivo de esta carta, intentaré ser lo más breve, claro y objetivo posible. En primer lugar, unas cuantas constataciones (la lista no es exhaustiva):

1 La práctica religiosa está en constante declive.
Un número cada vez más reducido de personas de la tercera edad, que desaparecerán enseguida, son las que frecuentan las iglesias de Europa y de Canadá.

No quedará más remedio que cerrar dichas iglesias o transformarlas en museos, en mezquitas, en clubs o en bibliotecas municipales, como ya se hace. Lo que me sorprende es que muchas de ellas están siendo completamente renovadas y modernizadas mediante grandes gastos con idea de atraer a los fieles. Pero no es esto lo que frenará el éxodo.

2 Seminarios y noviciados se vacían al mismo ritmo,
y las vocaciones caen en picado. El futuro es más bien sombrío y uno se pregunta quién tomará el relevo. Cada vez más parroquias europeas están a cargo de sacerdotes de Asia o de África.

3 Muchos sacerdotes abandonan el sacerdocio
y los pocos que lo ejercen aún –cuya edad media sobrepasa a menudo la de la jubilación– tienen que encargarse de muchas parroquias, de modo expeditivo y administrativo. Muchos de ellos, tanto en Europa como en el Tercer Mundo, viven en concubinato a la vista de sus fieles, que normalmente los aceptan, y de su obispo, que no puede aceptarlo, pero teniendo en cuenta la escasez de sacerdotes.

4 El lenguaje de la Iglesia es obsoleto,
anacrónico, aburrido, repetitivo, moralizante, totalmente inadaptado a nuestra época. No se trata en absoluto de acomodarse ni de hacer demagogia, pues el mensaje del Evangelio debe presentarse en toda su crudeza y exigencia. Se necesitaría más bien proceder a esa “nueva evangelización” a la que nos invitaba Juan Pablo II. Pero ésta, a diferencia de lo que muchos piensan, no consiste en absoluto en repetir la antigua, que ya no dice nada, sino en innovar, inventar un nuevo lenguaje que exprese la fe de modo apropiado y que tenga significado para el hombre de hoy.

5 Esto no podrá hacerse más que mediante una renovación
en profundidad de la teología y de la catequética, que deberían repensarse y reformularse totalmente. Un sacerdote y religioso alemán que encontré recientemente me decía que la palabra “mística” no estaba mencionada ni una sola vez en “El nuevo Catecismo”. No lo podía creer. Hemos de constatar que nuestra fe es muy cerebral, abstracta, dogmática y se dirige muy poco al corazón y al cuerpo.

6 En consecuencia, un gran número de cristianos se vuelven hacia las religiones de Asia,
las sectas, la new‐age, las iglesias evangélicas, el ocultismo, etcétera. No es de extrañar. Van a buscar en otra parte el alimento que no encuentran en casa, tienen la impresión de que les damos piedras como si fuera pan. La fe cristiana que en otro tiempo otorgaba sentido a la vida de la gente, resulta para ellos hoy un enigma, restos de un pasado acabado.

7 En el plano moral y ético,
los dictámenes del Magisterio, repetidos a la saciedad, sobre el matrimonio, la contracepción, el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, el matrimonio de los sacerdotes, los divorciados vueltos a casar, etcétera, no afectan ya a nadie y sólo producen dejadez e indiferencia.

Todos estos problemas morales y pastorales merecen algo más que declaraciones categóricas.

Necesitan un tratamiento pastoral, sociológico, psicológico, humano… en una línea más evangélica.

8 La Iglesia católica, que ha sido la gran educadora
de Europa durante siglos, parece olvidar que esta Europa ha llegado a la madurez. Nuestra Europa adulta no quiere ser tratada como menor de edad. El estilo paternalista de una Iglesia “Mater et Magistra” está definitivamente desfasado y ya no sirve hoy.

Los cristianos han aprendido a pensar por sí mismos y no están dispuestos a tragarse cualquier cosa.

9 Las naciones más católicas
de antes –Francia, “primogénita de la Iglesia” o el Canadá francés ultracatólico– han dado un giro de 180º y han caído en el ateísmo, el anticlericalismo, el agnosticismo, la indiferencia. En el caso de otras naciones europeas, el proceso está en marcha. Se puede constatar que cuanto más dominado y protegido por la Iglesia ha estado un pueblo en el pasado, más fuerte es la reacción contra ella.

10 El diálogo con las demás iglesias y religiones
está en preocupante retroceso hoy. Los grandes progresos realizados desde hace medio siglo están en entredicho en este momento.

Frente a esta constatación casi demoledora, la reacción de la iglesia es doble:

– Tiende a minimizar la gravedad de la situación y a consolarse constatando cierto repunte en su facción más tradicional y en los países del tercer mundo.

– Apela a la confianza en el Señor, que la ha sostenido durante veinte siglos y será muy capaz de ayudarla a superar esta nueva crisis, como lo ha hecho con las precedentes.

¿Acaso no tiene promesas de vida eterna?

A esto respondo:

– No es apoyándose en el pasado ni recogiendo sus migajas como se resolverán los problemas de hoy y de mañana.

– La aparente vitalidad de las Iglesias del tercer mundo es equívoca. Según parece, estas nuevas Iglesias atravesarán pronto o tarde por las mismas crisis que ha conocido la vieja cristiandad europea.

– La Modernidad es irreversible y por haberlo olvidado es por lo que la Iglesia se encuentra hoy en semejante crisis. El Vaticano II intentó recuperar cuatro siglos de retraso, pero se tiene la impresión que la Iglesia está cerrando lentamente las puertas que se abrieron entonces, y tentada de volverse hacia Trento y Vaticano I, más que hacia Vaticano III. Recordemos la declaración de Juan Pablo II tantas veces repetida: “No hay alternativa al Vaticano II”.

– ¿Hasta cuándo seguiremos jugando a la política del avestruz y a esconder la cabeza en la arena? ¿Hasta cuándo evitaremos mirar las cosas de frente? ¿Hasta cuándo seguiremos dando la espalda, crispándonos contra toda crítica, en lugar de ver ahí una oportunidad de renovación? ¿Hasta cuándo continuaremos posponiendo ad calendas graecas una reforma que se impone y que se ha abandonado demasiado tiempo?

– Sólo mirando decididamente hacia delante y no hacia atrás la Iglesia cumplirá su misión de ser “luz del mundo, sal de la tierra, levadura en la pasta”. Sin embargo, o que constatamos desgraciadamente hoy es que la Iglesia está en la cola de nuestra época, después de haber sido la locomotora durante siglos.

– Repito lo que decía al principio de esta carta: “¡SON MENOS CINCO!” –¡fünf vor zwölf!– La Historia no espera, sobre todo en nuestra época, en que el ritmo se embala y se acelera?

– Toda operación comercial que constata un déficit o disfunción se reconsidera inmediatamente, se reúne a expertos, intenta recuperarse, se movilizan todas sus energías para superar la crisis.

– ¿Por qué la Iglesia no hace otro tanto? ¿Por qué no moviliza a todas sus fuerzas vivas para un aggiornamento radical? ¿Por qué?

– ¿Por pereza, dejadez, orgullo, falta de imaginación, de creatividad, quietismo culpable, en la esperanza de que el Señor se las arreglará y que la Iglesia ha conocido otras crisis en el pasado?

– Cristo, en el Evangelio, nos pone en guardia: “Los hijos de las tinieblas gestionan mucho mejor sus asuntos que los hijos de la luz…”

ENTONCES, QUÉ HACER?…

La Iglesia tiene hoy una necesidad imperiosa y urgente de una TRIPLE REFORMA:

1 Una reforma teológica y catequética
para repensar la fe y reformularla de modo coherente para nuestros contemporáneos.

Una fe que ya no significa nada, que no da sentido a la existencia, no es más que un adorno, una superestructura inútil que cae de sí misma. Es el caso actual.

2. Una reforma pastoral
para repensar de cabo a rabo las estructuras heredadas del pasado.

3 vistas a darles una dimensión existencial, a articularlos con la vida.

4 Tendría mucho que decir sobre esto. La Iglesia de hoy es demasiado formal, demasiado formalista.

Se tiene la impresión de que la institución asfixia el carisma y que lo que finalmente cuenta es una estabilidad puramente exterior, una honestidad superficial, cierta fachada. ¿No corremos el riesgo de que un día Jesús nos trate de “sepulcros blanqueados”?

Para terminar, sugiero la convocatoria de un sínodo general a nivel de la iglesia universal, en el que participaran todos los cristianos –católicos y otros– para examinar con toda franqueza y claridad los puntos señalados más arriba y los que se propusieran. Tal sínodo, que duraría tres años, se terminaría con una asamblea general –evitemos el término “concilio”– que sintetizara los resultados de esta investigación y sacara de ahí las conclusiones.

Termino, Santo Padre, pidiéndole perdón por mi franqueza y audacia y solicito vuestra paternal bendición. Permítame también decirle que vivo estos días en su compañía, gracias a su extraordinario libro “Jesús de Nazareth”, que es objeto de mi lectura espiritual y de meditación cotidiana.

Suyo afectísimo en el Señor,
P. Henri Boulad, s.j. henriboulad@yahoo.com
Graz, 18 de julio de 2007

Gentileza Paco Molina

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"Hay que ayudar a Dios para que se haga presente en Haití"

¿Está Dios en Haití?
"No paró la cruz en el Gólgota; no intervino en Auschwitz; no es el Dios relojero de Newton"
Juan A. Estrada,
23 de enero de 2010


Desde la perspectiva científica el terremoto tiene una doble explicación. Por un lado, una zona sísmica, siempre amenazada por terremotos y maremotos, que se suceden con frecuencia. Por otra, que se ha practicado una deforestación masiva del país, que contrasta con la superficie de la República Dominicana, la otra parte de la isla.

Además se ha dado una sobreexplotación del suelo, un agotamiento de los recursos naturales, en parte por empresas que han sido pan para hoy y hambre para mañana, y una fuerte explosión demográfica bajo gobiernos corruptos y dictatoriales, como los Duvalier, cuyo heredero se gasta hoy su fortuna en Francia.

Cuando el terremoto llegó casi todo se vino abajo, incluido el centro histórico y las instalaciones estatales. Pero el barrio rico y moderno de Pétion Ville, en Puerto Príncipe, apenas ha sufrido daños. Es una isla segura, sólida y bien librada del azote natural.

La conclusión es evidente: con otra política y gobierno, otra distribución de la riqueza y otro tipo de construcciones se hubiera amortiguado mucho la violencia de la naturaleza en el país más pobre de América.

Antes que preguntarse por Dios, ¿por qué permite esto?, hay que preguntar al hombre ¿cómo consentimos que tantos seres humanos vivan en la miseria, indefensos ante la naturaleza? La tragedia de Haití sigue al tsunami de Indonesia y vendrán muchos más, porque tres cuartas partes de la humanidad viven en la pobreza, sin medios para controlar la naturaleza. Tenemos los recursos técnicos y materiales para reducir al mínimo estos desastres, pero la distribución internacional de la riqueza los invalida.

¿Y dónde está Dios? Seguimos esperando milagros divinos que cambien el curso de la naturaleza; apelamos a la Providencia para que intervenga en las catástrofes naturales; rezamos y pedimos prodigios y señales. Y Dios guarda silencio y no actúa como esperamos. No aprendemos de la historia. No paró la cruz en el Gólgota; no intervino para evitar Auschwitz; no es el Dios relojero de Newton, que ajusta el reloj natural de vez en cuando; no modifica las leyes de la creación, descubiertas por la ciencia.

El hombre y el universo son obra de un creador que respeta la libertad humana y el dinamismo de la naturaleza. Si buscamos al Dios milagrero, siempre a la escucha de los deseos del hombre, busquémoslo en otra religión, no en la del Dios crucificado. Es inconcebible que los cristianos sigamos esperando intervenciones prodigiosas, como en tiempos de Jesús, sin asumir la mayoría de edad del hombre y la autonomía del universo, cuyas leyes conocemos mejor y cada vez más.

En cambio, encontraremos a Dios, si lo buscamos identificándose con las víctimas y llamando a los hombres de buena voluntad a la solidaridad y la justicia; si esperamos que Dios nos inquiete, nos provoque y nos llame a colaborar de mil maneras para mitigar el dolor en Haití; si creemos que Dios no es neutral y que el contraste entre el gran mundo pobre y la minoría de países ricos clama al cielo.

Hay que ayudar a Dios para que se haga presente en Haití, porque necesita de los hombres para que llegue ahí el progreso y la justicia. Los muertos y refugiados de la catástrofe tienen hambre de justicia, la de las bienaventuranzas, y Dios necesita testigos suyos para hacerse presente.

Nadie puede hablar en nombre de las víctimas sin experimentar sus sufrimientos ni padecer su forma de vida, sólo hacernos presentes a ellos. El protagonismo corresponde al ser humano: Dios es autor de la historia, en cuanto inspira, motiva y envía para la solidaridad y la justicia. El Dios cristiano no es la divinidad griega que siente celos del hombre y castiga a Prometeo, sino el que se enorgullece de la capacidad para generar vida con la ciencia y el progreso, sólo exigiendo que los recursos naturales se pongan al servicio de todos.

Hay que actuar como "si Dios no existiera" y todo dependiera de nosotros, universalizar la solidaridad y cambiar las estructuras internacionales que condenan a pueblos enteros a la miseria. Desde ahí podemos esperarlo todo de Dios y pedirle que fortalezca, inspire y motive a los que luchan por un mundo más justo y solidario.

Dentro de pocos meses Haití será un mero recuerdo, excepto para los que siguen allí, y los habremos olvidado, como a Indonesia o las hambrunas del África subsahariana. La gran tragedia del siglo XXI es la de una humanidad que tiene recursos para acabar con el hambre y mitigar las catástrofes naturales, pero prefiere emplearlos en armamento, para defenderse de los pobres; en policías, para evitar que lleguen a nuestras islas de riqueza y en los despilfarros consumistas de una minoría de países.

Del mal de Haití somos todos responsables y la solidaridad no puede quedarse en el acontecimiento puntual, aunque sea necesaria, sino que exige otra forma de vida.

Juan Antonio Estrada
en Diario de Sevilla

Gentileza de Paco Molina

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Condiciones para la Pluriculturalidad

Discurso del Presidente del Gobierno en el Desayuno Nacional de Oración
José Luis Zapatero
Washington, jueves, 04 de febrero de 2010

Presidente, Congresistas, señoras y señores, gracias.

Gracias por invitarme a participar, en nombre de mi país, en nombre de España, en uno de los actos de mayor tradición y simbolismo en la sociedad americana. Gracias a los Senadores Klobuchar e Isakson, y permítanme que les hable en castellano, en la lengua en la que por primera vez se rezó al Dios del Evangelio en esta tierra.

Nadie como ustedes conoce el valor de la libertad religiosa. Sus antecesores huyeron de la dominación y para que nunca les fuera arrebatada la libertad fundaron este país, una nación, los Estados Unidos, alumbrada en la democracia, que no ha dejado de crecer bajo su fuerza; que abolió la esclavitud, reconoció la igualdad de voto y proscribió la discriminación; que ha ensanchado el pluralismo, la tolerancia y el respeto a todas las opciones y creencias.

Conquistas admirables, admirables a ojos de un demócrata que vive en una de las naciones más antiguas del orbe, España; una nación también diversa, forjada en la diversidad y renovada en su diversidad; una nación también americana, “la más multicultural de las tierras de Europa, España celta e ibera, fenicia, griega, romana, judía, árabe y cristiana”, sobre todo cristiana, como ha caracterizado desde Latinoamérica Carlos Fuentes a nuestro país.

Nuestros dos países deben mucho a quienes han venido de fuera. No se entienden sin ellos, sin los que, a lo largo del tiempo, han llegado a nuestra tierra y, conviviendo, se han convertido en “nosotros”, en lo que somos.

Permítanme que les lea un pasaje de la Biblia, del capítulo 24 del Deuteronomio: “No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día, antes de que se ponga el sol, porque está necesitado y su vida depende de su jornal”.

No dejemos de velar por la buena integración de quienes han venido a trabajar y a convivir a nuestros países; no dejemos de velar también por aquellos a los que no podemos acoger entre nosotros, y pasan hambre y miseria en tantos lugares de la Tierra, como las personas que viven en Haití y cuyo infortunio nos ha movido a hacer un gran ofrecimiento de solidaridad; una solidaridad que nos reconcilia con nuestra condición misma de seres humanos, vulnerables y fraternos, y que no debe diluirse en el olvido.

Asimismo, quiero proclamar el más sentido compromiso con los hombres y las mujeres que en nuestras sociedades padecen, en estos tiempos difíciles, la falta de trabajo. Todos ellos deben saber que no hay tarea de la que, como gobernantes, nos sintamos más responsables y que no hay tarea que nos acucie más que la de favorecer la creación del empleo.

Hoy mi plegaria quiere reivindicar igualmente el derecho de cada persona, en cualquier lugar del mundo, a su autonomía moral, a su propia búsqueda del bien.

Hoy mi plegaria quiere reivindicar la libertad de todos para vivir su propia vida, para vivir con la persona amada y para crear y cuidar a su entorno familiar, mereciendo respeto por ello.

La libertad es la verdad cívica, la verdad común. Es ella la que nos hace verdaderos, auténticos como personas y como ciudadanos, porque nos permite a cada cual mirar a la cara al destino y buscar la propia verdad.

Pero la tolerancia es mucho más que la aceptación del otro; es descubrir, conocer y reconocer al otro. El desconocimiento del otro está en la raíz de los conflictos que amenazan a la Humanidad y ponen en peligro nuestro futuro. El odio nace de la ignorancia y la concordia se construye sobre el conocimiento. También la paz.

España ya fue en el pasado ejemplo de convivencia entre las tres religiones del Libro (Judaísmo, Cristianismo e Islam), y hoy defiende en el mundo la tolerancia religiosa y el respeto a la diferencia, el diálogo, la convivencia de las culturas, la Alianza de las Civilizaciones. Lo hacemos con tanta convicción como rechazamos las afirmaciones excluyentes, la superioridad moral, el absolutismo o el fundamentalismo intransigente.

Estados Unidos sabe, como también lo sabe España, que la utilización espuria de la fe religiosa para justificar la violencia puede ser enormemente destructiva y qué mejor momento que este Desayuno de Oración para que recordemos juntos, para que honremos juntos, a nuestras víctimas del terrorismo, porque juntos también defendemos la libertad allí donde se ve amenazada.

Señor Presidente, Congresistas, señoras y señores:

Ya sea con una dimensión trascendente o cívica, la libertad es siempre el fundamento de la esperanza, de la esperanza en el futuro.

“Por la libertad, así como por la honra -se dice en ‘El Quijote’, la obra literaria más importante escrita en español- se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. La libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos…”. Que ese don siga iluminando a América y a todos los pueblos de la Tierra.

Muchas gracias.

© Presidencia del Gobierno 2010. Complejo de la Moncloa, Avda. Puerta de Hierro, s/n. 28071 Madrid. (España).

http://www.la-moncloa.es/Presidente/Intervenciones/Discursos/prdi20100204.htm

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¿Vacuna - Autismo?

Revista The Lancet se retracta de estudio que vinculó vacuna con autismo
IRENE RODRÍGUEZ S.
La Nación, 2 de febrero de 2010
San José (Redacción).

La revista médica The Lancet se retractó hoy de un estudio publicado hace 12 años por el doctor británico Andrew Wakefield que vinculaba la vacunación contra el sarampión, rubeola y paperas con el desarrollo de autismo y problemas intestinales. La investigación fue sacada del archivo de la revista.

“Ha quedado en claro que varios elementos del documento de 1998 de Wakefield, relacionados a que el estudio había sido aprobado por el comité de ética son incorrectos”, citó el comunicado de la revista.

En el 2004, The Lancet ya había reconocido que no debió publicar el estudio, que desencadenó controversia en Gran Bretaña e hizo que bajaran los índices de vacunación.

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Día Internacional de la Lengua Materna

C.P. Dulce Mª. Juárez Zorrilla, Enseñanza Media, Colegio Cristóbal Colón
Esta Jornada del Día Internacional de la Lengua Materna, fue proclamada por la Conferencia General de la UNESCO en noviembre de 1999. Anualmente, desde el 21 febrero de 2000, es observada con el objetivo de promover el multilingüismo y la diversidad cultural.

Para que el lenguaje o idioma materno tenga un día en especial, significa que tiene un beneficio social en todo el mundo: “Toda iniciativa para promover la difusión de las lenguas maternas servirá no solamente para incentivar la diversidad lingüística y la educación multilingüe, sino también para crear mayor conciencia sobre las tradiciones lingüísticas y culturales del mundo e inspirar a la solidaridad basada en el entendimiento, tolerancia y diálogo”.

La importancia de este día radica en reconocer que en el mundo existen diversos grupos étnicos que poseen sus propias lenguas, y que muchas veces por la sociedad o el desarrollo tecnológico que hemos tenido, se les ha impuesto un idioma determinado. Las consecuencias en la Educación es precisamente el retraso en el aprendizaje de los niños que están empezando con lo básico. Por otro lado, el no conocer la lengua común de su país también les puede llevar a la marginación y limitar sus posibilidades en el futuro.

Los expertos reconocen que la lengua materna debe ser una base fundamental del aprendizaje, por lo que los primeros cursos se deberán impartir en la lengua materna y después, al final del ciclo de primaria, incorporarán una lengua nacional a la suya propia. Con esto nos queda claro que debemos reconocer nuestros orígenes y adaptarnos a lo nuevo que se nos presenta en el camino; esto traerá como consecuencia un conocimiento integral del pasado con el futuro.

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Día del amor y la amistad, cuento.

Ing. Alejandro Guzmán Hernández
Navejar Juntos, II.2010

Como cada año celebramos el 14 de Febrero como el día del amor y de la amistad, por lo que quiero contarles la siguiente historia:

Hubo un vez un gran médico, curaba mucha gente cuando visitaba los pueblos, por lo que era muy famoso. Un buen día en uno de estos lugares, la gente al saber que llegaría, lo esperaban ansiosos y se reunieron en la casa donde el médico los atendería; era tanta la gente que rodeaba el lugar que no había por dónde pasar para llegar hasta él.

Estaban en eso cuando llegaron cuatro amigos cargando en una camilla a un enfermo; al ver tal escena titubearon y por un momento pensaron en retirarse, ya que no sería posible entrar ante tanta gente para que su amigo fuera atendido; pero entonces uno de ellos dijo: ¡Ah ya sé, tengo una idea! Se fueron y los cuatro untaron sus zapatos en los orines de un zorrillo; era tal su hedor que al llegar, la gente se movía a su paso y algunos hasta dijeron: Sí, sí, que los atienda para que pronto se vayan.

El médico al ver esto, sólo sonrió y les dijo: en honor a su amor y verdadera amistad que demuestran, atenderé a su amigo, y así fue. Entonces se abrazaron y contentos se fueron por haberlo logrado…

Éste es un gran ejemplo del verdadero significado del amor y de la amistad, un gran reto en la sociedad, por lo que vale la pena reflexionar: ¿tengo por lo menos cuatro amigos que con gusto y preocupación carguen mi camilla cuando necesite de ella?

Si los tengo debo sentirme feliz y satisfecho porque he logrado cultivar el amor y he encontrado un gran tesoro: la amistad. Y si no los tengo, vale la pena hacer un alto en mi vida y preguntarme: ¿Por qué? Tal vez no he sabido cultivar la verdadera amistad.

Termino con esta frase de autor desconocido: “El amor y la amistad verdadera no puede encontrarse si no se cultiva, y no puede esconderse donde se ha cultivado”. Feliz día del amor y de la amistad.

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El antídoto al cinismo

Francesc Torralba Roselló (director de la Cátedra Ethos de la Universidad Ramon Llull)
15 de febrero de 2010
EL PAÍS

Desde que en 1983 el filósofo alemán Peter Sløter-dijk publicara la Crítica de la razón cínica han pasado ya más de 25 años y, sin embargo, su profundo análisis de cinismo postmoderno sigue gozando de una extraordinaria vigencia. Esta obra, junto con la Teoría de la acción comunicativa (1981), de Jürgen Habermas, y El principio de responsabilidad (1977), de Hans Jonas, es, con mucha probabilidad, uno de los ensayos filosóficos más sugerentes del último tercio del pasado siglo.

En la obra, reeditada hace muy poco por Siruela, el polémico pensador distingue, con lucidez, el cinismo griego, cuyo máximo representante es Antístenes, del cinismo contemporáneo. En aquella escuela filosófica se adoraba al perro, se reivindicaba la vida natural, sin normas, ni convenciones, en plena harmonía con el Todo; se aspiraba a una existencia sobria, sin ornamentos, ni artificios; se anhelaba la autenticidad, lo cual nada tiene que ver con el cinismo difuso de la tan cacareada postmodernidad.

El cinismo postmoderno es una expresión del nihilismo. El cínico postmoderno ya no cree en nada, ni en la Patria, ni en la Revolución, ni en el Partido. Ha dejado de confiar en las grandes palabras. En su alma habita el más inquietante de los huéspedes: el nihilismo. Parte de la idea que todo lo sólido se desvanece en el aire, por lo cual, la lucha carece de sentido, como también la revolución.

El cínico es el último eslabón del criticismo, la consciencia desgraciada de la Ilustración, el gato escaldado por las ideologías. Como insinúa Peter Sløterdijk, sólo se mueve por el instinto de autoconservación a corto plazo. Experimenta una cierta ternura frente al joven alternativo, al rebelde antiglobalización y al ecologista convencido; una suerte de piedad frente a los que sueñan que otro mundo es posible. Viene de vuelta de todo, pero, en el fondo le devora una melancolía que mantiene bajo control emocional. Es un conformista, lleva tatuada en su epidermis la mentalidad TINA (There is no alternative), pero aparenta creer en algo, da la impresión que tiene convicciones y, de hecho, sigue en el Partido, en la Iglesia o en la ONG de turno, pero sólo él sabe que ya no cree en nada más que en conservar su statu quo. El cinismo difuso es el gran mal a combatir, una especie de virus que campa a su aire por el mundo social y político.

El cínico se mira con indiferencia los avatares de la historia. No cree en el poder de la razón y experimenta pasivamente cómo se embrutecen las masas con los medios de comunicación audiovisual y cómo se atrofia la democracia. Sabe, en sus adentros, que el fracaso de la Ilustración que anunciaron los filósofos de la primera generación de la Escuela de Frank-furt, Theodor Adorno y Max Horkheimer, se ha hecho fatalmente realidad en la burbujeante sociedad postmoderna que, más que líquida -con perdón de Bauman-, parece pura gaseosa. Viendo cómo va el mundo desde el sofá de su casa, el cínico, víctima de una sobredosis de telebasura, se pregunta para qué ha servido la cultura de la crítica, la escuela de la sospecha, los grandes maestros pensadores.

Pregunté a mis alumnos cómo se detecta a un cínico; cómo curarse del cinismo, diagnosticarlo a tiempo y combatirlo. Me quedé gratamente sorprendido de sus respuestas.

El cínico, por bueno que sea -decía uno-,
es un texto camaleónico, que adopta la forma del contexto, un ser sin convicciones que manosea las grandes palabras para mantener su silla. Cuando uno contrasta su discurso público con su vida privada, aflora la incoherencia y el cínico aparece con luz meridiana.

El cinismo es una secreta forma de desesperación y de resentimiento
contra toda forma de pensamiento alternativo. En la vida política está alcanzando tal magnitud que uno tiene que luchar firmemente contra su escepticismo para no tirar la toalla. Muchos jóvenes ya la han tirado. No se creen a los políticos cuando hablan y, sin embargo, están sedientos de referentes sociales, de arquetipos ejemplares, de razones por las que merezca la pena luchar. Tienen hambre de épica.

El cinismo genera desconfianza y desesperanza.
Frente a él es necesario repetir una y otra vez que otro mundo es posible (y necesario). Contra el fatalismo histórico que anida en el alma del cínico, es esencial reivindicar el poder de la razón y de la participación, el principio esperanza del olvidado Ernst Bloch, la indignación frente al mal y las estructuras de injusticia que ahogan el mundo. Nos conviene recordar que toda realidad viene precedida por un sueño.

El cinismo es el fruto maduro del nihilismo finisecular.
Friedrich Nietzsche lo predijo, pero no nos dio herramientas para liberarnos de él. Después del fracaso de las utopías, llegó el nihilismo y, con él, el cinismo. Pero, después del cinismo, ¿qué podemos esperar? Nadie lo sabe con certeza. Será necesario forjar nuevos horizontes de sentido, anclados en el conocimiento real del ser humano, pero con la memoria despierta, pues, de otro modo, podríamos tropezar, una vez más, con la misma piedra.

Francesc Torralba Roselló es director de la Cátedra Ethos de la Universidad Ramon Llull

Gentileza Francesc Mulet

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viernes, febrero 19, 2010

FORMAS MÁS ELEVADAS DE LA NECEDAD: LOS GRAMÁTICOS

Erasmo de Roterdam
Elogio de la locura
1515

CAPITULO XLIX
FORMAS MÁS ELEVADAS DE LA NECEDAD:

A.LOS GRAMÁTICOS

Pero yo misma soy una necia y muy merecedora de que Demócrito se ría de mí a carcajada limpia, al continuar enumerando las formas de las necedades y de las insanias populares.

Me voy, pues, a limitar a tratar de aquellos que entre los hombres gozan de la reputación de sabios y que aspiran, como vulgarmente se dice, los laureles de Minerva.

Figuran en primer lugar los gramáticos, casta que sería seguramente la más desgraciada, la más afligida y la más menospreciada de los dioses, si yo no acudiera a mitigar los enojos de su triste profesión con cierto género de una agradable locura. No sólo han caído sobre ellos las cinco Furias o maldiciones de que nos habla el epigrama griego, sino cinco mil, pues siempre los veréis hambrientos y sucios en sus escuelas (escuelas dije, mejor haría en llamarlas letrinas o ergástulos) y rodeados de una tropa de rapaces que los hacen envejecer a fuerza de trabajos, que los aturden con sus gritos y que los asfixian por su fetidez y por sus marranadas. Sin embargo, gracias a mis beneficios, estímanse como los primeros hombres del mundo. Hay que ver cómo se engríen cuando con la voz y el aire amenazadores, espantan a su temblorosa chiquillería, cuando desgarran a estos desdichados a palmetazos, vergajazos y latigazos, y cuando, a su capricho, los castigan despóticamente, tengan o no tengan razón, imitando al asno de Crimea

Y, mientras tanto, su mugre les parece el más limpio aseo, los olores de su pocilga son olores de mejorana, y su misérrima esclavitud se les antoja un reino, hasta el punto de que no querrían trocar su tiranía por los imperios de Falaris o de Dionisio.

Pero todavía son más dichosos cuando piensan haber encontrado un nuevo método de enseñanza, porque aunque llenen la cabeza de los niños de puras vaciedades, no obstante, ¡oh santos dioses!, ¿quién sería el que no tratase con desdén todos los Palemones y Donatos del mundo comparados con ellos? Y no sé de qué ilusiones mágicas se valen para que las tontas madres y los padres idiotas les reconozcan los méritos de que blasfeman. Añádase a esta satisfacción la que reciben cuando en algún manuscrito apolillado descubren, por ejemplo, el nombre de la madre de Anquises o una palabreja desconocida por el vulgo, como bubsequa (boyero), bovinator (tergiversador) o mantoculator (ladronzuelo), y si desentierran en alguna parte un fragmento de piedra antigua, en el que leen una mutilada y borrosa inscripción, entonces, ¡oh Júpiter!, ¡qué transportes de alegría!, ¡qué triunfos!, ¡qué encomios! ¡Como si hubiesen conquistado el África o tomado Babilonia!

Y cuando recitan a todos los que se presentan sus versos, los más adocenados e insulsos del mundo, y nunca faltan admiradores, creen firmemente que el espíritu de Virgilio ha pasado a su cerebro.

Pero nada hay más divertido que cuando dos de estos pedantes se prodigan mutuas alabanzas y elogios, y se rascan recíprocamente; mas, si uno de ellos se equivoca en una sola palabra, y el otro, más listo, tiene la suerte de apercibirse, ¡por Hércules!, ¡qué tragedia!, ¡qué de peleas!, ¡qué de insultos y de invectivas! … Y si miento en el detalle más pequeño, ¡que caiga en mi cabeza la cólera de todos los gramáticos!

He conocido a un erudito que domina el griego, el latín, las matemáticas, la Filosofía y la Medicina y no sé cuántas cosas más, que siendo ya sexagenario, abandonó todas estas ciencias para dedicarse exclusivamente a la Gramática, en la que hace más de veinte años se rompe la cabeza y se devana los sesos, diciendo que sería completamente feliz si le fuera dado vivir solamente el tiempo preciso para determinar claramente el modo de distinguir las ocho partes de la oración, cosa que, hasta ahora, según él, ni los griegos ni los latinos han logrado hacer de una manera satisfactoria, como si fuera un casus belli el confundir una conjunción con un adverbio.

De aquí que, habiendo tantas gramáticas como gramáticos, o, mejor dicho, más (pues sólo mi amigo Aldo Mauricio ha impreso más de cinco), no se encuentre ninguna, por bárbara y enojosa que sea, que nuestro hombre no haya hojeado y meditado, para no tener que envidiar al más inepto pedante que se dedique a estas especulaciones.

¡De tal modo teme que se le quite su gloria y que se malogren tantos años de trabajo!

¿Cómo queréis llamar a esto locura o necedad?

Llámese con uno u otro nombre, poco importa, con tal que reconozcáis que, gracias a mis beneficios, el animal más miserable de todos goza de tal felicidad, que no querría trocar su suerte por la de los reyes de Persia.

res://ieframe.dll/acr_error.htm#uchile.cl,http://www.dim.uchile.cl/~lsaavedr/Elogio.pdf

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martes, febrero 09, 2010

Vírgenes encontradas y Vírgenes aparecidas

P. Francesc Fuster Angel, Rector, UCC
Navegar Juntos, II.2010

El día dos de febrero se celebra con especial énfasis en el mundo creyente la fiesta mariana de la Purificación de María; Virgen denominada de la Candelaria, de Copacabana, de la Calle. La celebración de fiestas dedicadas a la Virgen María, me llevó a la reflexión de cómo había aparecido la devoción a la Madre de Dios, en la devoción popular.

Lo cierto es que en los Evangelios, la presencia de María es mínima, aunque significativa. Los evangelistas Marcos y Juan, no hablan de la infancia de Jesús; por tanto, no aparece ahí la figura de María; en el evangelista Marcos, aparece en dos ocasiones: la primera en Cap.3, 31-36 y más bien para señalar que su familia, es la familia escatológica, que cree en él y cumple la voluntad de Dios; no es un descrédito de su Madre, pero es una valoración de la fe y el seguimiento. La segunda ocasión es Mc. 6,16 y tiene que ver con la vuelta de Jesús a Nazareth y su predicación en la sinagoga, donde la gente, admirada, decía: ¿no es éste el hijo del carpintero, el hijo de María? No hay ninguna sobrevaloración de la figura de María.

Si hacemos ahora un recorrido por el Evangelio del S. Juan, y buscamos las referencias a la figura de María, nos encontramos en dos pasajes, uno al principio de su vida pública, en las Bodas de Caná y otro al final, al pie de la cruz. Los exégetas de las últimas generaciones, después del Concilio Vaticano II, remontándose a autores de los Padres Orientales, como Orígenes, con sus exégesis simbólicas y metafóricas, ven la figura de María, como la primera creyente que inaugura el Nuevo Testamento y la nueva humanidad, con Jesús, como la nueva pareja que sustituye a Adán y Eva.

Los evangelistas Mateo y Lucas, son más explícitos en la presencia de María en los relatos evangélicos. Ambos evangelistas hablan de la infancia de Jesús y en estos relatos aparecen la figura de María; veamos por separado a cada uno de ellos.

En el evangelista Mateo aparece María en la Genealogía (1, 16), donde sólo es nombrada como esposa de José y de la cual nació Jesús, llamado Mesías. En Mateo 1,18-23, viene la descripción de la revelación a José de que María ha concebido por obra del Espíritu Santo y sin ninguna localización de dónde nació Jesús. Dice, “ella dio a luz un hijo, al que José puso por nombre Jesús”, (Mt 1,25). En el relato de la huída a Egipto y regreso, Mateo cita a María, pero siempre como esposa de José. Los textos siempre ponen a José como personaje principal a quien se le aparece el ángel y le dice “levántate, toma al niño y a su madre…”; “José se levantó, tomó al niño y su madre…”

En Mt. 12, 26-50, aparece el paralelo de Mc., en el que sin nombrar a María hablan de: “tu madre y tus hermanos quieren hablar contigo”, y Jesús proclama que su verdadera familia no viene de la carne y de la sangre, sino de la escucha de la palabra y el cumplimiento de la voluntad del Padre.

El evangelio de Mateo, es de tradición judía y aparece, con claridad, que en la cultura y vivencia judía, el hombre es el protagonista y responsable de la vida familiar. Después de estos textos que hemos señalado, no hay más presencia de María en el Evangelio de Mateo.

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lunes, febrero 08, 2010

Papa - Blog


Papa Benedicto XVI a sacerdotes: "Por el amor de Dios ¡tengan un blog!"

Roma (Peru.com)

"Por el amor de Dios ¡escriban en un blog!", afirmó el papa Benedicto XVI dirigiéndose a lo sacerdotes con el fin de que empiecen a utilizar Internet para propagar el mensaje del Evangelio.

En su mensaje por el día mundial de las comunicaciones de la Iglesia Católica, el Pontífice de 82 años, que no se conoce que sea un gran aficionado a los ordenadores o Internet, reconoció que los religiosos deben sacar el mayor provecho del "rico menú de opciones" ofrecido por las nuevas tecnologías.

El Papa señaló que "los sacerdotes son llamados a proclamar el Evangelio por medio del uso de la última generación de recursos audiovisuales - imágenes, vídeos, elementos de animación, blogs, páginas web - que junto con los medios tradicionales pueden abrir nuevos panoramas para el diálogo, la evangelización y la catequesis".

Los sacerdotes, agregó, tienen que responder al desafío de "los cambios culturales de hoy", si quieren llegar a los jóvenes. Pero Benedicto XVI advirtió a los religiosos de que no intenten convertirse en estrellas de los nuevos medios.

"Los sacerdotes presentes en el mundo de las comunicaciones digitales deberán ser menos notables por su inteligencia mediática que por su amor al oficio religioso", indicó.

Tras varias décadas de recelo a los nuevos medios, el Vaticano ha decidido lanzarse de lleno a las nuevas tecnologías. El año pasado, lanzó una nueva pagina web en la que ofrecía una aplicación llamada "The pope meets you on Facebook" ("El Papa se reúne contigo en Facebook") y otra que permite a los fieles ver los discursos del líder religioso en sus iPhones o iPods.

Benedicto XVI aún escribe a mano la mayoría de sus discursos en alemán y son sus asesores más jóvenes son los encargados de subir su material a la Red.

El Pontífice abochornó al Vaticano el año pasado, cuando admitió que si la Iglesia hubiese navegado más en Internet, podría haberse enterado de que un obispo tradicionalista, cuya excomulgación fue exaltada, había negado el Holocausto durante años.

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