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Nombre: Alforja Calasanz
Ubicación: Valencia, Malvarrosa, Spain

martes, noviembre 27, 2007

Frontera lingüística catalano - aragonesa

Gran Enciclopedia Aragonesa

Existe una serie de criterios, especialmente fonéticos, que permiten distinguir el catalán del aragonés. Se trata, simplificando un poco, de los siguientes:

* conservación de e× y o× latinas en catalán frente a su diptongación en aragonés (vell, font, frente a biello, fuen);
* mantenimiento de la o final en aragonés frente a su pérdida en catalán (filo frente a fil);
* plurales en -as en aragonés frente a -es en catalán;
* apitxat, es decir pérdida de las fricativas sonoras, en aragonés, frente a su conservación en catalán (la gent de casa pronunciado la chen de casa, con s sorda);
* seseo, en catalán, frente la distinción de s y z en aragonés;
* mantenimiento de la l inicial en aragonés, frente a su palatalización en catalán (luen frente a lluny);
* pérdida de n final, en catalán, frente a su mantenimiento en aragonés (mà frente a man);
* paso a u de b, d, cee,i, ty en posición final secundaria frente a diversas soluciones en aragonés (penseu frente a penséz);
* pretérito indefinido simple en aragonés frente al perifrástico en catalán (canté frente a va cantar);
* mantenimiento de las cuatro conjugaciones latinas en catalán frente a la confusión de la segunda y tercera en una sola en aragonés (moldre y haver frente a moler y aber).

Algunos de estos criterios son muy antiguos y se remontan al mismo origen de la lengua
(diptongación/no diptongación, -o/-ø, -as/-es, l-/ll-, -n/-ø, 3 conjugaciones/4 conjugaciones).

Los demás son tardíos;
el aragonés medieval carecía de apitxat y el catalán de seseo;
penseu era en catalán medieval pensats, y el pretérito indefinido simple se sigue manteniendo todavía hoy en muchas hablas catalanas.

Si aplicamos los criterios expuestos a las hablas de la Ribagorza, veremos que, aun cuando prescindamos de los fenómenos tardíos, no coinciden todos ellos en una línea que escinda claramente una zona catalana de otra aragonesa, sino que desde el Ésera hasta el Noguera Ribagorzana se entrecruzan formando la llamada zona de transición entre ambas lenguas, con más rasgos aragoneses al oeste y más rasgos catalanes al este.

Con todo, es evidente que no por la mera presencia de plurales en -as en el habla de Bonansa o por la palatalización de la l inicial en la de Graus deja de ser la primera típicamente catalana y la segunda típicamente aragonesa. En realidad sólo unas pocas localidades de la ancha zona de transición presentan un tipo de habla mixta, cuya adscripción al aragonés o al catalán, en palabras de Joan Corominas, «tiene algo de subjetivo o por lo menos discutible, y tanto el lingüista que quisiera atribuir esta zona al catalán como el que la pusiera entera del lado del aragonés encontrarían fácilmente argumentos en un sentido o en otro».

Se trata, concretando,
de las hablas del valle de Benasque y de las del valle medio del Isábena, de Serraduy a Pociello y de un rosario de pueblos y aldeas que se extiende de Aler hasta San Esteban en La Litera-Juseu, Aguinalíu, Calasanz, Alíns y Azanuy.

Más hacia el sur, el catalán no limita ya con el aragonés sino con el castellano que lo ha sustituido. (La frontera entre estas dos lenguas es en general abrupta; para algunas características de transición en las hablas del Guadalope y Alto Mezquín véase allí.)

Dentro de la zona mixta citada se vienen atribuyendo al aragonés las hablas en las que se manifiesta diptongación más o menos sistemática de e× y o× latinas. De faltar la diptongación se atribuye el habla al catalán.
Y así por carecer de diptongación se vienen situando entre el catalán las hablas del valle medio del Isábena y las de los pueblos, ya mencionados, que van de Aler hasta San Esteban. Por el contrario, las hablas del valle de Benasque se suelen adscribir al aragonés, ya que la e× y la o× latinas diptongan aquí en la mayoría de los casos.

Con todo, tampoco son desconocidos en benasqués los casos de no diptongación de la o× -ou, ordi, bou, dona, nou...- y de la e× -temps, vent, pedra...-, especialmente cuando corresponde a una e abierta del catalán occidental -terra, pela, peu, serra, senra, set, mel, melsa, deu, esquerra, etc.

Menéndez Pidal observó que el límite de la diptongación de e× y o× latinas coincide a grandes rasgos con la especial evolución de los sufijos, posiblemente vascoides, -to×i, -o×i, muy frecuentes en toponimia, que en la zona de diptongación son -tué, -ué (Satué, Renanué), de acuerdo con la fonética aragonesa, y -tui, -ui (Serraduy, Azanuy) en la zona de no diptongación, de acuerdo con el catalán que cierra la o× en u ante yod. La falta o la presencia de diptongación sería en consecuencia la continuación de un importante límite étnico que existía ya desde la romanización.

Basándose también en el estudio de la toponimia, Corominas ha postulado la presencia hasta fechas tan tardías como el siglo X de hablas vascoides fuertemente romanizadas en la Alta Ribagorza y en el Pallars, que no se romanizaron y catalanizaron plenamente hasta los siglos XI y XII. Más al sur, en los actuales territorios de lengua catalana, y hasta el Ebro, la toponimia no presenta muestra alguna de haberse hablado allí desde la romanización otra lengua más que el catalán. Pasado el Ebro, esta lengua se impuso al árabe y a los restos del mozárabe al ocupar militarmente los cristianos del norte aquellos territorios en la segunda mitad del siglo XII.

Bilingüismo

Existen en Aragón dos zonas bilingües: una en su franja oriental, en la cual coinciden el castellano y el catalán, con su variante ribagorzana al norte y caracteres valencianos al sur; y otra en el norte, donde junto a la lengua oficial coexiste el aragonés.

No obstante, el bilingüismo no expresa fielmente la realidad de estas zonas, ya que son otros factores de la sociolingüística, y en especial la disglosia, el fenómeno característico; dándose, así, una jerarquización refleja de la sociedad según su respectiva habla, siendo la vernácula la rústica y correspondiente a un bajo nivel socioeconómico.

El bilingüismo, el indistinto uso de una u otra lengua para cualquier tipo de actividad humana, no se da, pues, plenamente en estos dos territorios aragoneses.

Bibliografía:

Alvar, M.: La frontera catalano-aragonesa; Zaragoza, 1976.
Corominas J.: Entre dos llenguatges; Barcelona, 1976-1977.
Id.: Estudis de Toponimia catalana; Barcelona, 1965-1970.
Griera, A.: La frontera catalano-aragonesa; Barcelona, 1914.
Menéndez Pidal, R.: «Sobre las vocales e× y o× breves en los nombres toponímicos», R.F.E., 1918, pp. 225-255.
Sanchís Guarner, M. «Factores históricos de los dialectos catalanes»; Estudios dedicados a Menéndez Pidal, vol. 4, pp. 151-186, Madrid, 1956.