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miércoles, septiembre 13, 2006

POLÍTICA LATINOAMERICANA Y MIGRACIÓN

Fr. Daniel S. Marquez Paz, O.P.
Cátedra Fray Estuardop

Para abordar este tema cabe preguntarse primero: ¿Qué política se ejerce actualmente? ¿Qué tiene ésta que ver con la globalización? y, ¿Cómo se relacionan estos dos vectores con la migración?

Respondiendo a la primera pregunta podemos decir que la política que actualmente se aplica en la mayor parte del mundo es la política neoliberal. Sobre la misma el obispo brasileño Pedro Casaldáliga afirma:

El neoliberalismo es el capitalismo transnacional llevado a extremo, el mundo convertido en mercado al servicio del capital, hecho dios y razón de ser. En segundo lugar, el neoliberalismo implica la desresponsabilización del Estado, que debería ser el agente representativo de la colectividad nacional. Y agente de servicios públicos.

Al desresponsabilizar al Estado, de hecho se desresponsabiliza de la sociedad y pasa a prevalecer lo privado, la competencia de los intereses privados.

La privatización no deja de ser el extremo de la propiedad privada que, de privada, pasa a ser privativa y que, de privativa, pasa a ser privadora de la vida de los otros, de las mayorías. La privatización es privilegización, la selección de una minoría privilegiada que, ésa sí, merece vivir, y vivir bien…

…El neoliberalismo es la marginación fría de la mayoría sobrante. (Aragón M., 1996:242)
Para poder ahondar el tema, es necesario situarse dentro del contexto de la Globalización, para lo cual se toma como base la reflexión de William Robinson en su artículo sobre Centroamérica ante la globalización y la responsabilidad de los intelectuales orgánicos (1).

De acuerdo con Robinson, la globalización comprende la transición del estado - nación capitalista, hacia una fase transnacional cualitativamente nueva. Aquí, los países inician a verse orgánicamente integrados por medio de la globalización (mundialización) de la producción, junto a la integración de todo el complejo de la superestructura social, política, jurídica y cultural.

En este contexto, al surgir una economía global, se motiva al surgimiento de una sociedad global, de la transnacionalización de la sociedad civil, de los procesos políticos y de la vida cultural.

Todo el sistema se convierte en una dictadura capitalista en la cual, los gobiernos funcionan en servicio del capital en su despiadado impulso por acumular y generar ganancias. Servicio, a cuyo cambio, alrededor del mundo, los burócratas estatales reciben prebendas, sinecuras, estatus, poder y privilegios.

Es aquí donde surge la contradicción entre valor de uso y de cambio, entre organización de la sociedad para satisfacer necesidades humanas versus la organización de la sociedad para generar ganancias privadas. Lo que provoca un aumento de la gran brecha entre los que viven en el mayor lujo y opulencia, y los que carecen de los bienes básicos para sobrevivir. Baste mencionar que globalmente se produce la cantidad suficiente de alimentos para que la población mundial viva con sobrepeso e, irónicamente, la hambruna va aumentando cada día más.

Por su parte, también son millones los que se ven sumergidos en el subempleo y por ello, en condiciones infrahumanas de vida, en muchos de los casos. Situación que permite un conflicto social continuo que orienta a crisis políticas y fricciones militares tanto dentro como fuera de los países.

Así, en el sistema de la globalización, los estados de cada nación se ven “obligados” a convertirse en estados neoliberales. Cerrando del todo las puertas a aquellos estados con políticas proteccionistas.

Estos nuevos estados neoliberales tienen tres funciones principales:
  1. 1. Adoptar, por los PAE neoliberales y otras reformas del estado, políticas fiscales, monetarias y presupuestarias que aseguran la estabilidad macroeconómica requerida para la operación del capital transnacional, así como la garantía legal del derecho a la propiedad.

  2. 2. Suministrar infraestructura básica para la requerida actividad globalizada en cada país.

  3. 3. Asegurar el orden interno y la estabilidad, es decir, mantener los sistemas de control social directo, por medio de instrumentos de represión (2), e indirectos por aparatos ideológicos.

Asimismo, este sistema global consta de una estructura en la cual se mueven instituciones como:
  • Corporaciones transnacionales.
  • Agencias financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y otras más.

  • Estados poderosos del Norte y débiles del sur. (3)

  • Foros de élite transnacional como el de los Siete (4).

Es de subrayar que en todas las anteriores las decisiones globales las dirige la Élite Transnacional (5).

Cabe mencionar aquí los tres derechos de la sociedad global impulsados por estos grupos:
  1. 1. Derecho transnacional de acumular ganancias a cualquier costo.

  2. 2. Derecho a aplastar a cualquiera que obstaculiza la acumulación global de ganancias, que se atreva a expresar una visión alternativa para la humanidad.

  3. 3. Derecho de mentir y engañar a la mayoría de la humanidad.

Con esta sólida base, las corporaciones transnacionales han llegado cada vez más a poseer y controlar la vasta mayoría de los recursos productivos del planeta. Esto permite que estas sean más poderosas que cualquier gobierno del mundo. Estando en ellas el control de los recursos globales, la sangre de la vida y la suerte de la misma humanidad. Es así como queda en sus manos el poder decidir sobre la vida de millones de seres humanos indefensos.

Por último, también encontramos en esta estructura global a los intelectuales orgánicos. Estos son agentes con la función particular de influir en la población, convenciendo del buen funcionamiento y propósito del sistema, así como justificarlo. De proclamar el “triunfo de la democracia”. Ellos, en complicidad con los ricos globales, imponen una cultura global de ultra individualismo y de consumismo que justifican la búsqueda de sobrevivencia individual sobre el bienestar colectivo, en palabras más sencillas el “sálvense quien pueda” dentro de la sociedad.

Llamado al cual, la emigración cumple la función de ser estrategia de articulación de mecanismos de supervivencia para miles de familias y pueblos. Así mismo, en un mecanismo mediante el cual las sociedades latinoamericanas están enfrentando la pobreza. Son muchos los obreros que viven en regiones donde la insuficiencia y la pobreza, el crecimiento demográfico y el escuálido ingreso de las explotaciones obligan a emigrar para obtener ingresos complementarios por medio del alquiler de su fuerza de trabajo.

Tal es el caso de las migraciones que cada año hacen miles de personas que habitan las sierras andinas de Ecuador, Perú y Bolivia, de los colombianos que emigran a Venezuela o de aquéllos de los estados del centro-sur de México o de las altas mesetas de Guatemala. De los miles de nicaragüenses que arriesgan sus vidas en el largo camino al final del cual, luego de atravesar el río San Juan, esperan cumplir su sueño de llegar a la Suiza centroamericana (Costa Rica).

En muchos casos, nuestros hermanos migrantes trabajan en plantaciones como fuerza de trabajo temporera. En donde, como en el caso de las zafras en la República Dominicana son brutalmente explotados, sea por los dueños de las plantaciones nacionales, sea por la multinacional norteamericana, Gula and Western.

Por otra parte, en la mayoría de los países latinoamericanos los migrantes rural - urbanos son mujeres, sobre todo porque ellas tienen a la vez más dificultades para encontrar ocupaciones remuneradas en agricultura y más facilidades para realizar trabajos no calificados en las ciudades. De allí que muchas de las empleadas domésticas de los países centroamericanos sean de origen extranjero. Ejemplo claro de ello es el caso de Costa Rica, donde la gran mayoría de mujeres nicaragüenses ocupan estos puestos.

Además, los trabajadores y trabajadoras migrantes forman la inmensa mayoría de mano de obra no calificada o semicalificada de las actividades industriales, de la construcción y de una infinidad de servicios menores. Tal es el caso de miles de emigrantes salvadoreños establecidos en Los Ángeles, E.U.A.

Tristemente, luego de que muchas de estas personas han emigrado, y en algunos casos logrado laborar en los países destino, son rechazados, discriminados, abusados física o sexualmente, capturados y expulsados de dichos países. Esto, a pesar de que nuestros hermanos migrantes laboran en un mercado laboral en condiciones de precarización, inestabilidad y baja remuneración; es decir, a partir de condiciones laborales y salarios completamente desfavorables para el trabajador. Situación en la que, además, se obvian las acciones de engaño y extorsión de los y las empleadores.

Por otra parte, como afirma Abelardo Morales en su estudio sobre las condiciones socioeconómicas y sociopolíticas de la migración (Morales y Castro, 2002: 65-170), los mecanismos de control migratorio sobre la población que ingresa masivamente indocumentada, no necesariamente cumplen con los objetivos de muchos países de frenar las inmigraciones, ni regularizarlas, pero sí funcionan como un mecanismo extraeconómico y extralaboral que influye negativamente sobre las condiciones laborales del trabajador, pues aumenta la inseguridad y concede grandes ventajas a los empleadores.

Robinson acusa al proyecto neoliberal de haber arrojado a millones de centroamericanos (y por que no decir latinoamericanos) a una situación social y económica desesperada, y a una crisis de sobrevivencia cotidiana. Parece más que clara su afirmación, y merece apoyo su posición, en la cual expone que la auténtica democracia requiere la participación de las amplias mayorías en las decisiones vitales que afectan a su vida. Y que esto desemboque en resultados políticos satisfactorios para los intereses de las mayorías, y que dichos resultados sean en función de la construcción de un sistema socioeconómico más justo.

El modelo transnacional no es completamente estable. Las contradicciones internas como la polarización mundial entre ricos y pobres, la perdida de autonomía del Estado-Nación y su poder de regulación y recomposición de la sociedad civil, acompañada por la crisis de autoridad y legitimidad de los estados son del todo visibles.

Es posible que el cambio, a nivel futuro, pueda ser determinado por las tendencias entre los cismas de poder, y por la una recomposición de la sociedad civil a nivel de la base, así como la interacción de los dos.

El capitalismo transnacional tiene un poder estructural sin precedentes sobre las clases populares a nivel mundial. Pero este fenómeno se debe a una coyuntura histórica, y no de un rasgo fijo del sistema, los cimientos están frágiles y la crisis está próxima.

Esta crisis y desmoronamiento del eventual proyecto neoliberal podrían crear espacios nacionales para promover una renovada alternativa popular. Tiempo de protestar en contra de las estructuras nacionales injustas, de concientizarnos de la situación de movilidad humana a nivel global, de solidarizarnos con nuestros hermanos migrantes y presentar alternativas y propuestas ante este sistema decadente y opresor. Es el tiempo de acercar el Reino de Justicia y Amor que Jesucristo predicó. Tiempo de acudir a favor del Cristo Roto que camina en busca de una vida más digna.

Pero la pregunta a plantearse aquí sería: Como cristianos, ¿Estaremos dispuestos a anotarnos también para dar nuestro aporte?, ¿Nos manifestaremos en contra de los abusos a la dignidad humana?, ¿Daremos alternativas ante el actual sistema de exclusión global?, ¿Nos solidarizaremos con nuestros hermanos y hermanas migrantes?

Hoy más que nunca resuena la voz de nuestro hermano dominico Antonio de Montesinos que continúa gritando:

  • “¿Acaso estos no son seres humanos?”.

  • “¿Acaso estos no son tus hermanos?”

Bibliografía

  • 1. Azebedo, D. (1996), El Neoliberalismo es la muerte: entrevista a Mons. Pedro Casaldáliga, c.m.f. En: Aragón Marina, R. (Dir.), Globalización, Neoliberalismo y resistencia, Revista Alternativas (Año 4, No. 7). Managua: Editorial Lascasiana.

  • 2. Morales, A. (2002), Condiciones socioeconómicas y sociopolíticas de la migración. En: Morales, A. y Castro, C., Redes transfronterizas: Sociedad, empleo y migración entre Nicaragua y Costa Rica. San José: FLACSO.

  • 3. Robinson, W. (1998), Centroamérica ante la globalización y la responsabilidad de los intelectuales orgánicos. En: Aragón Marina, R. (Dir.), Globalización: ¿Respuesta o desafío?, Revista Alternativas (Año 5, No. 9). Managua: Editorial Lascasiana.


Notas
  1. 1 Cf. Aragón Marina, R. (Revista Alternativas 1998, Año 5, No 9, PP 31-56).

  2. 2 Como lo han sido y lo son los ejércitos nacionales o pseudos policías nacionales.

  3. 3 Polos que favorecen el funcionamiento del sistema.

  4. 4 Foro integrado por los siete países más poderosos del mundo, en el cual se lanzan las estrategias dirigidas a reproducir la estructura global en su conjunto y supervisar el sistema.

  5. 5 Élite integrada por los dueños y alta gerencia de las corporaciones transnacionales, así como de las cuatro instituciones antes mencionadas.